«La conquista de las ruinas»: un viaje con foco en la tierra y su abanico de significados

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«La conquista de las ruinas», ópera prima de Eduardo Gómez, es un viaje a través de Bolivia y Argentina que tiene como protagonista principal a la tierra y sus infinitos significados, que van desde su extracción para la construcción, la usurpación para viviendas o la conexión ancestral que tiene con el ser humano, y que se estrena este jueves en Cine.ar y Cine.ar Play.

«La idea surgió mientras realizaba una serie de fotografías fuera de mi ciudad (Cochabamba). En una ocasión subieron al ómnibus dos obreros que habían salido recién del trabajo dentro una calera, que es un horno de calcinación de piedra caliza. Ambos estaban cubiertos con un mineral blanquecino, producto de la trituración de la piedra. Parecían fantasmas, los ojos los tenían irritados», explicó a Télam el realizador boliviano.

No trato de romantizar la naturaleza ni el campo, tampoco de demonizar a la ciudad o la tecnología, pero sí fue importante poder exponer esas dicotomías.”EDUARDO GÓMEZ

A través de imágenes y música hipnóticas y profundas, Gómez acompaña a los trabajadores de una cantera que, según ellos mismos explican, cada día de trabajo es un día en el que no saben si vuelven con vida a sus casas.

De allí, el director viaja a Buenos Aires para darle voz a los obreros que levantan los edificios con el cemento producido a través de esas piedras extraídas de las grandes alturas cochabambinas.

Pero no se trata de un relato sobre las penurias de los obreros de la construcción, sino de la relación que el ser humano tiene con la tierra. Así, Gómez visita a descendientes guaraníes, cuyas tierras fueron invadidas por los barrios privados; a los paleontólogos de Neuquén, que anallizan la historia a través de los huesos y los trabajadores rurales que viven en la montaña boliviana.

«Uno de los personajes que trabaja en la cantera dijo: ‘Construimos ciudades que no podemos habitar, y en ocasiones, tampoco queremos hacerlo’. Su labor es destruir un cerro que ofrece la materia prima para la elaboración del cemento, sin embargo, él rechaza la ciudad, es un hombre de campo. No quiere ser parte de la ciudad pero sin embargo ayuda a construirla», indicó.

El film explora la relación del hombre con el medio ambiente.

El film explora la relación del hombre con el medio ambiente.Luego de la investigación que lo llevó a la película, al director le interesó no solo los trabajos que rodean a la construcción, sino también «conocer de dónde provenía la materia prima y, posteriormente, reconocer los efectos que tenía la masiva y descontrolada expansión de las construcciones».

Télam: ¿Cómo vivís la relación naturaleza/ciudad?

Eduardo Gómez: Hay una gran población boliviana que trabaja en la construcción en Argentina, pero sus orígenes están ligados a los pueblos pequeños. La ciudad parece ser el receptáculo de lo foráneo y al mismo tiempo es lugar que busca alejarse de la naturaleza. Personalmente no trato de romantizar la naturaleza ni el campo, tampoco de demonizar a la ciudad o la tecnología, pero sí fue importante poder exponer esas dicotomías. Al observar esto se puede crear un debate o una reflexión para tomar conciencia de cómo pueden afectar nuestras acciones.

T: ¿Qué cambió en vos luego de hacer la película?

EG: Ayudó a tomar mayor conciencia sobre el sacrificio que implica cada labor o trabajo de los protagonistas. Cada uno con sus diferencias, pero todos buscando algo y luchando por sus objetivos. Creo que el cambio sobre todo se manifestó durante el rodaje: reconocer lo impredecible y espontáneo en el set de un documental es atrapante.

T: ¿Creés que el ser humano aprenderá luego de la pandemia sobre lo nocivo de haber invadido de tal forma la naturaleza?

EG: El acto de querer controlar y jugar a ser dioses también avanza a la par de la destrucción. Cuando el ser humano toma el control de una situación en el mejor de los casos se genera una tregua con la naturaleza, pero que puede romperse en cualquier momento.

La ópera prima de Eduardo Gómez es un viaje a través de Bolivia y Argentina.

La ópera prima de Eduardo Gómez es un viaje a través de Bolivia y Argentina.

T: ¿Creés que se puede recuperar su relación de armonía con la naturaleza?

EG: No creo que haya habido una relación armónica con la naturaleza. Considero que es más una relación de necesidad, y en esa medida se pueden encontrar puntos de equilibrio y convivencia. La naturaleza maneja un lenguaje mucho más complejo que el que podemos concebir. Por ello que considero importante reconsiderar las relaciones de necesidad.

T: ¿Se puede vivir en armonía, hoy, con la tierra?

EG: Es difícil porque muchas veces la creación de algo artificial puede terminar diseminándose en la naturaleza con efectos diversos. Las nuevas tecnologías podrían considerarse nocivas para la tierra, sin embargo, ya están tan instaladas y domesticadas que estamos pensando en usarlas en su favor. La convivencia dependerá de de cada uno y de cada sociedad. La simple contemplación ya no es una opción.

T: En un sentido paleontológico, arqueológico y espiritual: ¿Podés decir cuál es la relación que tenemos con la tierra?

EG: Es una relación de inconformidad. El ser humano sigue teniendo en su corazón el fuego del nomadismo. El hecho de llegar «más allá de los límites conocidos» aún continúa. Y la historia puede cambiar con las acciones de unos pocos. Nuestra materia puede ser considerada como un acto sedentario para la historia pero el espíritu humano sigue siendo un eterno nómada que busca lo desconocido y que jamás se detendrá.

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