Se fue otro grande del humor: murió Marcos Mundstock, líder de Les Luthiers
Se fue un artista del humor inteligente. Sus expresiones ocurrentes de libretos de obras de teatro recorrieron y unen generaciones. A los 77 años, murió este miércoles Marcos Mundstock, no de los líderes y fundadores del grupo coral de humor Les Luthiers.
Hijo de inmigrantes judíos, supo desde su infancia en Santa Fe que tenía el don de hacer reír y se sentía feliz al hacerlo. Por eso, empezó a fortalecer el histrionismo y creatividad cuando estudió locución en paralelo a la carrera de Ingeniería, que terminó abandonando con el tiempo.
En la década del 60 la dictadura de Onganía le hizo perder su trabajo en radio Municipal pero había descubierto el punto de inicio a su nueva vida; a través de la facultad entró al coro universitario en el que conoció a los amigos con los que creó Les Luthiers: Gerardo Masana, estudiante de Arquitectura; Jorge Maronna, de Medicina; Daniel Rabinovich de Derecho y Carlos Núñez Cortés, de Química Biológica. De esa heterogeneidad surgió un grupo que cambiaría la historia de la música y el humor en la Argentina, con obras de exquisitas composiciones, instrumentos improvisados y sobre todo humor inteligente con pinceladas de ironía sobre la historia y nuestra cultura.
“Quise ser abogado, ingeniero, aviador, cowboy, benefactor de la humanidad, tenor de ópera, Tarzán, amante latino, futbolista y otras cosas más, pero terminé así”, decía con sorna repasando su dilatada vida de locutor, humorista, cantante, actor y compositor.
Les Luthiers trascendió la frontera con sus espectáculos en Europa y todo el continente americano, obteniendo reconocimientos y premios. En momentos de obtener ciertos lauros, el artista se desdoblaba hablando en representación de uno de sus personajes queridos el público. Así fue como cuando en 2017 recibió el premio Princesa de Asturias en la categoría Comunicación y Humanidades, dijo con su voz casi fúnebre: “El célebre compositor Johann Sebastian Mastropiero está indignado, desde el rincón desde el que se esconde, por el otorgamiento del premio Princesa de Asturias a esos músicos que solo se ocupan en denigrarlo”.
En el cine, Mundstock le puso su voz “Quebracho” y “Metegol” y encarnó personajes en “Cama adentro” o “Roma” y comedias como “No sos vos, soy yo” y “Mi primera boda”, donde encarnó como cura ácidos diálogos con su compañero de grupo Daniel Rabinovich, quien hacía de rabino.
En televisión pasó por “La Argentina de Tato” y en “Sorpresa y Media” y lo último fue “Pasado de copas”.
Por el humor fino y con los puntos suspensivos justos, la vida lo llevó a ser amigo de otros grandes, como el ya fallecido negro Roberto Fontanarrosa y Alejandro Dolina. Una vez le consultaron sobre sus preferencias para hacer reír y afirmó:”me gusta el humor por el ingenio, no necesito que sea muy intelectual. Me gusta el humor del tipo que sale y dice ‘mirá lo que digo’. En cambio, no me gusta el tipo que dice ‘mirá lo que me atrevo a decir’ y se pone impertinente. Ese humor no me mueve un pelo, entre otras cosas porque soy calvo”.
Y con la misma acidez para atravesar con simpleza los refranes, adecuó afirmaciones como “donde manda capitán no manda marinero, por donde manda capitán hay que ir”.
Al recordar sus inicios como locutor y unir sus papeles fuera del grupo, reconocía que por su tono grave “siempre me llamaron para hacer de psicólogo con cara de seria o de Dios”; por su religión ironizaba de su existencia, pero si existe, pasará al cielo con una fina ironía y del contraseña de silencio cómplice.