«El sociópata»

«El sociópata»

Por Carlos Caramello (*) @caramellocumpa.- “Las personas más crueles son siempre las sentimentales.”

Ernest Hemingway

Se repite. Como la monotonía. Como un mantra. Los pibes de Malvinas fueron otra vez asesinados. Acaso sin metralla. Sin esa artillería pertinaz que, según los mismos jefes, se cobró la mayoría de las vidas. Seguro sin ese antiguo frío de las trincheras ni ese hambre que aprieta los estómagos. Pero volvió a matarlos. A los 649 pibes que cayeron en combate, los sacrificó de nuevo. Incluso con más saña y mayor crueldad que los que apretaron el gatillo o cargaron los cañones. Porque lo hizo con la bestialidad de los que gozan en la violencia. Sin necesidad (nadie puede haberle pedido tanto). Sin decoro alguno. Sólo por el placer morboso de restregar la herida que no cierra. Pasa que, como decía el poeta y dramaturgo John Gay, “Los cobardes son crueles; el amor y la misericordia sólo acompañan al valiente.”

“Y si de soberanía sobre las Malvinas se trata, nosotros siempre dejamos claro que el voto más importante de todos es el que se hace con los pies1. Anhelamos que los malvinenses decidan algún día votarnos con los pies a nosotros. Por eso buscamos hacer de Argentina una potencia tal que ellos prefieran ser argentinos y que ni siquiera haga falta la disuasión o el convencimiento para lograrlo”, leyó acaso sin comprender lo que decía. O tal vez adrede, como lo hubiese hecho cualquier admirador de Margaret Thatcher, al punto de tener la foto de la Dama de Hierro en su escritorio. Casi 200 años de reclamos tirados a la basura de la historia. Y los sueños de los pibes que murieron al sur del sur, falseados en un acto demencial.

Habrá quienes intenten justificarlo. “Viene de días difíciles”, murmurarán; “no quiso decir eso”, pretenderán, como intentó disculparlo su “adversaria” Silvia Lospennatto. Porque si hay algo que se repite con puntualidad en el actual gobierno (y en la derecha en general) son las justificaciones: ese ejercicio hasta absurdo de tratar de echar lejía a lo que ha sido escrito con sangre.

Muchas veces mintiendo descaradamente. Otras, buscando subterfugios y reinterpretaciones. Los funcionarios de La Libertad Avanza suben o bajan según su capacidad de oficiar de exégetas (de lenguaraces en realidad, rango menor) o su decisión de arrojarse sobre la granada porque, el tipo es un pato criollo. “¿Qué vas a hacer? -te explican- Es así. Sincero”. Y uno no puede menos que recordar al bueno de Tennessee Williams cuando sostenía que “Toda la gente cruel se describe a sí misma como el parangón de la franqueza.”

MY DEAR FRIEND

No es cierto, por otra parte, que diga la verdad o sea honesto. En menos de 16 meses de gobierno ha dejado sentado que sólo es un bruto importante, con balcón terraza y amenities que, entre otras máculas, ejerce la mitomanía como un don. Y en ella se mueve con total impunidad. Ejemplo: este último periplo (a Estados Unidos, claro, que es el único lugar en donde por ahora le han garantizado que no va a caer preso) para asistir a una reunión destinada a juntar fondos para la policía más fascista del mundo: la de los Estados Unidos… ¡vaya coincidencia, Mike!

El periodismo patrullero anda desesperado buscando cuánto tuvo que oblar para cenar en Mar-a-Lago y decir un par de boludeces recurrentes, además de la ostensible chupada de medias justo en el momento en que Donald Trump es observado por el mundo como el fabricante del estallido de la economía global. O sea, digamos, el que trajo la gelinita pero, además, prendió la mecha (por suerte no consiguió la foto con el Unabomber económico).

Lo único que en realidad importa es que colabora con una colecta destinada a los canas y a los recolectores de residuos. Un fin verdaderamente altruista. La próxima vez le van a pedir dinero para los soldados veteranos, que nunca lucharon en nombre de la libertad ni de la paz; tampoco en defensa de su nación o territorio. Un ejército enmugrecido en guerras ajenas (que muchas veces fomenta), auto percibido como “libertador” cuando en realidad es “invasor”, el gran perdedor en las últimas décadas, además de ser partícipe necesario de la Guerra de Malvinas… del lado enemigo (no importa cuándo leas esto). Y seguro va a donar…

HUIR HACIA ADELANTE

Lo nuestro es una “viajedia”. O sea: una tragedia consolidada en viajes. Porque el tipo ni pasa por la Argentina. Apenas si está en Olivos, jugando con perros inexistentes. O en el balcón de la Rosada, para que lo salude “nadie”. O en su oficina en Casa de Gobierno grabando mensajes horribles o entrevistas pautadas en el más amplio sentido de la palabra “pauta”.

Eso sí: no falta a un convite en Mar-a-Lago. Esta vez, no tan exultante como de costumbre (insisto en los rumores de que va de depresión en depresión, y de rabieta en estallido de furia). Sin foto con el otro Peluca; sin un puto espejito de color que exhibir a su regreso; apenas otro premio trucho que le entregó We Fund the Blue, fundación cuyo nombre, traducido en forma literal es: “Nosotros financiamos el Azul”, o, como dirían en la City porteña “te bancamos el Blue, papá”. Si no fuese tan pero tan patético, sería joda.

Por supuesto que donó (garpó) 50.000 “pavos” para ofrecer su discurso autolaudatorio y entreguista (una vez más) y anunció que “la Argentina va a avanzar en readecuar la normativa de manera que cumpla con los requerimientos de las propuestas de aranceles recíprocas elaborados por el presidente Donald Trump” dándole la razón a la nota aparecida en el New York Times en donde lo tratan directamente de alcahuete.

El artículo de marras se titula “Cómo convertirse en el presidente favorito de Trump: elogios constantes” y está firmado por Jack Nicas, que es el jefe de la corresponsalía del tradicional periódico en Rio de Janeiro. El periodista, en tono de solfa, da a entender que lo único que le puede interesar a Trump del argentino son sus elogios y su manera de apoyarlo en lo que denomina “batalla cultural”. “Aunque la Argentina no es un socio especialmente importante en lo económico o geopolítico”, infiere, “ha ofrecido a Trump algo más que parece ansiar: adoración”.

Estas y otras ironías, sin embargo, fueron celebradas por Milei como si fueran realmente elogios. Un problemita de interpretación de textos que su entorno no se atrevió a corregir dado el humor de perros (¿será de mastines?) que dicen, tiene por estos días. Tampoco se privó de postear el video del grupo Queen con el tema “Friends Will Be Friends” que en sus primeros versos dice “Otro día de letras rojas/Así que la libra ha caído (…) La otra mitad se escapó/Llevándose todo el efectivo”. Seguramente se lo dedicó al “Toto de la Champion”. Porque la fuga de divisas no para y las reservas, que apenas si alcanzan a los 25000 millones de dólares, llevan perdidos U$S 4.295.000.000, más del 80% de lo que nos va a “prestar” el Fondo Monetario… que, ¡ojo!, “no es más deuda”. ¡¡Andá!!

SOMOS MUY BOLUDOS

Lo del FMI lo sabe todo el mundo. Lo sabe el “Toto”, lo sabe el Presidente, lo sabe Little Caputo y hasta Karina lo sabe (imaginate). También lo saben Kristalina Giorgieva, la senadora republicana María Elvira Salazar, el secretario de Estado Marco Rubio, Mauricio Claver-Carone (que ya avisó que si quieren algo de EEUU se tienen que distanciar de China), el auto-despedido Elon Musk, Donald Trump, incluso el portero de la Casa Blanca. El único que no lo sabe es el 50% del pueblo argentino que se la pasa boludeando con el romance de la China Suárez, los mejores outfits para el invierno (gentes que no pueden comprarse ni las medias de los vendedores callejeros) o qué hay que comer cuando uno se aplica la nueva droga mágica del adelgazamiento. ¡Me quiero morir muerto!

El nuevo préstamo (que presiento está más verde que el Día de San Patricio en Irlanda) liberaría apenas unos 6.000 millones de dólares frescos. Los 14.000 restantes serán apenas asientos de caja para cubrir los montos que el Gobierno debería pagarle al FMI en los próximos años (por lo menos mientras el Papadas esté sentadito al borde del sillón de Rivadavia).

Pasa que somos muy boludos, además de que un número importante de ciudadanos argentinos fue inoculado por el virus del antiperonismo que, entre otras cosas, nubla la vista y el entendimiento. Y casi que los obliga a hacer las cosas brutales que hacen. Como ese presidente del Centro de Ex Combatientes de Malvinas de Ushuaia, Carlos Parodi que, enojado por el discurso de Milei lo criticó muy duro, aunque reconoció haberlo votado “con mucha esperanza”. ¡Un veterano de la guerra que sabiendo que Milei admiraba a Margaret Thatcher lo votó “con esperanza”! Sólo un “gorila” de dimensiones insospechadas puede caer en semejante contradicción.

Y hablando de “Gorilas” quiero dejar sentado que Milei es tan poco original, tan copión que ha comenzado a denominar “mandriles” a los que él juzga son sus opositores más acérrimos. Esto, seguramente, porque no ha encontrado otro término dentro del extenso mundo de los primates simiiformes que se asemejen a los que él quiere reproducir. Un plagiario de toda la cancha sólo que, en este caso, debería tener en cuenta que los gorilas son más grandes y menos inteligentes que los mandriles, que son capaces hasta de utilizar herramientas.

LACANIANOS

El peronismo de la provincia de Buenos Aires hace terapia de pareja. Va a la sesión y posterga una semana la separación (léase divorcio) tan temida como deseada. Eso sí: utilizan psicoanálisis lacaniano porque depositan una enorme fe en el poder curativo de la palabra. Cartas abiertas, largos discursos, proyectos de ley… Podrían utilizar un chamán y sería lo mismo: está roto. Y aunque lleguen a la feliz foto de la unidad… siguen rotos. A la corta o a la larga cada pedazo va a seguir un camino y en la cancha de alguna elección (probablemente la presidencial de 2027) se verán los pingos.

Y está bien. Sepárense de una vez. Busquen un nuevo amor. Sean felices. No pasa nada si en estas elecciones de medio término, que van a venir fragmentadas de todos lados (es difícil que la Derecha llegue a ningún acuerdo. Milei está furioso con Macri), cada cual atiende su juego y después, con los números arriba de la mesa, se negocia la conducción. Y hasta se articula la vida parlamentaria.

En eso tiene mucha razón Juan Grabois que, luego de ofrecerse como mediador (reflejos del Papa Francisco) y fracasar, se calentó con Axel y con Cristina. “Yo no hablo más. Que hablen para la nacional con Itaí Hagman, la provincial con Fede Faggioli y para la ciudad con Ofelia Fernández. ¿Sabes por qué? Porque me tienen las pelotas llenas. Porque todos estos genios de la política no pueden resolver este problema. ¿Cómo es la historia, Massa es el bueno y Axel es el traidor? ¿Cristina, que te puso ahí, es la mala? ¿Estamos todos en pedo?”. Y advirtió: “Van a chocar”.

Eso se percibe en el aire. Se huele el cansancio de compañeras y compañeros que atraviesan problemas serios de hambre, enfermedades, pobreza, desempleo, violencia. El agotamiento de una base auténticamente peronista que no se siente representado en esta pelea del piso 32 porque a ellos les toca vivir debajo de la planta baja. La dirigencia, no obstante, no debería olvidar que ese es, precisamente, “el subsuelo de la patria sublevado”, como ya lo explicó Scalabrini Ortiz.

Por eso, ¡che! Sepárense y ya. El aviso de que, si se desdoblan las elecciones, Cristina se presentará como cabeza de lista para diputados provinciales, es un dato. Y, hasta donde se sabe, la señora no es de blufear ni en el póker pero, lo inevitable es mejor que ocurra cuanto antes. Y que todo sea como debe ser. Hemos militado tanto por el amor… no nos hagan militar por el espanto.

“Cuando el gaucho anda en la mala, pisa bosta y se resbala”, dice el refrán criollo. Milei viene en la peor y encima no deja cagada por hacer así que sus resbalones son constantes. El del jueves a la noche en el Senado de la Nación fue para alquilar balcones. De caprichoso, nomás. De tarambana se comió un chirlo que le tiene que haber dolido más de lo que expresó en redes, que no fue poco.

Que no le aprobaran los pliegos de “sus” cortesanos; que intentara voltear la sesión y no le saliera; que Villarruel le ganara una pulseadita… Nada fue tan malo como la “traición” de Macri. No porque no fuese previsible. Al fin y al cabo, el Calabrés ya le había advertido que “con Lijo no”. Pero en su mundo alucinado, Mauricio venía en caída y él lo tenía todo controlado. Al menos eso es lo que parecen haberle hecho creer “Santiaguito Qué Pasoooo” Caputo y Patricia “La Rana” Bullrich. ¿Y entonces? El rumor de la partida de Pato por “cuestiones de salud”, que venía desde mitad de semana, se profundizó en estas horas. Lo del mítico “Mago FaFa” (gracias Bróccoli por adelantarnos el personaje), está por verse.

En las peores semanas de su reinado, con Cristina pegándole como si fuese un chico en el terreno que fue su feudo (hablo de “X”, de su amigo Musk) y su entorno temeroso de sus reacciones que ya no pueden controlar tan fácilmente, los alrededores de la Casa Rosada hieden a fujimorazo. Y en el Congreso se preocupan por sus virulentos ataques de furia que, dicen, lo llevan a pergeñar un autogolpe institucional con el que “intentaría desnaturalizar la institucionalidad republicana e instalar un fuerte dispositivo de dominación tecnocrática”, tal como describe una de las cabezas más lúcidas de la nueva generación política.

Todo es violencia en este Calígula contemporáneo. Que por sus acciones podría asimilarse a una especie de mercenario del Mercado; a un sicario del planeta tecnológico; un esbirro de la administración Trump. Pero no. Hay gozo en el dolor que él y su gobierno provocan; una satisfacción casi erótica en su accionar; una pulsión tanática que sólo es identificable en algunos de los más famosos asesinos seriales de la historia.

Un sociópata. La palabra no existe como tal en la psicología. Algunos la utilizan para definir a las personas con un trastorno de personalidad antisocial que incluye ignorar los derechos de los demás, mentir, engañar, usar alias o disfraces, comportarse de manera criminal, agresiva, tener peleas físicas, relaciones abusivas, manipular, carecer de culpa o arrepentimiento, sufrir una profunda dificultad para asumir relaciones sentimentales y una incapacidad manifiesta para aprender de las consecuencias negativas.

La descripción podría parecer monstruosa hasta que uno empieza a vincularlas con diferentes momentos y comportamientos (hablar con un perro muerto, refugiarse en su hermana, despedir intempestivamente a ministros y secretarios de Estado, poner cara de nada frente a la desesperación de los inundados, no escuchar buenos consejos, no negociar a la hora de la política). Y entonces, una luz de comprensión parece iluminar la mayoría de sus acciones y reacciones. Como por ejemplo, volver a matar a nuestros pibes de Malvinas.

Nota

1.- “Votar con los pies” es una idea crítica a la democracia liberal tal y como la conocemos. Una teoría del economista y geógrafo Charles Tiebout que podría simplificarse en la acción de mudarse a otro lugar en donde la ideología del gobierno sea más afín a la del votante, cosa factible (aunque poco probable) en un país como Estados Unidos, con un federalismo muy marcado, pero impracticable en esta Argentina nuestra de federalismo cosplayer, o sea: unitarismo porteñocéntrico disfrazado de federal. (N. De R.)

(*) Peronista. Lic. en Letras, pensados nacional y popular, escritor, polemista.

Nota de opinión publicada en Deuda Prometida el 6 de abril de 2025

Editor