Argentina «puede crecer por encima de la tasa china durante 2025», según el FMI
El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha proyectado que la economía argentina experimentará un crecimiento notable en 2025, superando en más del 10% el ritmo de expansión del gigante asiático, que se ha visto reducido a la mitad de sus tasas históricas.
Este fenómeno, conocido como “tasas chinas”, se refiere a un crecimiento cercano a los dos dígitos, impulsado por la integración de China en la economía global, que demandaba grandes cantidades de materias primas y elevaba los precios de los commodities, beneficiando a las economías emergentes, incluida Argentina durante los primeros años del kirchnerismo.
Tras la crisis de 2008 y un repunte de los precios de las commodities en 2012, la economía argentina sufrió un estancamiento que llevó a una caída en el PIB per cápita, indicador clave del progreso material del país. Sin embargo, tras un 2024 marcado por la recesión y un colapso en la demanda, el tercer trimestre mostró una recuperación, con un aumento del PIB del 3,9% respecto al segundo trimestre. Según el Ministerio de Economía, la actividad económica ha recuperado la caída de los cinco meses anteriores, con un crecimiento interanual que ya supera el 0,6%.
El FMI prevé un crecimiento del PIB argentino del 5% para 2025, con algunas consultoras locales elevando la estimación a 5,5% o más. Este crecimiento se produce en un contexto global donde se espera que la economía mundial crezca un 3,2%, y China, en un modesto 4,5%. En comparación, Brasil, uno de los principales socios comerciales de Argentina, crecería apenas un 2,2%, lo que representa un contraste significativo con el primer decenio de este siglo, cuando Brasil actuó como una locomotora para la economía argentina.
El crecimiento en el segundo año de gestión del presidente Javier Milei dependerá de la situación económica en Estados Unidos, Brasil y China. Aunque el contexto internacional no es el más favorable, se espera que la buena cosecha, el sector energético y la recuperación de varios sectores, incluido el inmobiliario, contribuyan a la mejora económica. María Castiglioni, de la consultora C&T, destacó que la mejora del consumo, impulsada por el aumento del salario real y el crédito, será clave para el crecimiento, informo Sergio Serrichio en Infobae.
Sin embargo, los precios internacionales de las materias primas, que ya se mostraron bajos en 2024, podrían seguir deprimidos en 2025, afectando los ingresos por exportaciones. Se prevé un superávit comercial de bienes, aunque menor al de 2024, debido al aumento de las importaciones impulsado por la recuperación económica y la eliminación del impuesto PAIS.
A nivel sectorial, la necesidad de eliminar los derechos de exportación se vuelve crucial, especialmente para el sector agrícola, que enfrenta un poder de compra interno de la soja en mínimos históricos. A pesar de estos desafíos, el balance comercial se mantendrá positivo gracias a las exportaciones de petróleo y la reducción de importaciones de gas.
El nuevo gobierno de Donald Trump, que asumirá el 20 de enero, podría tener un impacto significativo en la economía argentina, al igual que el contexto geopolítico global. Ruchir Sharma, economista de Rockefeller International, advirtió sobre el riesgo de una corrección en los mercados financieros que podría tener consecuencias globales.
A pesar de los riesgos, Castiglioni subrayó que la economía argentina tiene la capacidad de mitigar estos desafíos, y que la situación en Brasil podría incluso atraer más inversión hacia Argentina. La política, aunque puede generar incertidumbre, no debería influir negativamente en el crecimiento económico a menos que ocurra un desastre electoral.
En resumen, 2025 se perfila como un año de crecimiento para la economía argentina, con proyecciones que sugieren un retorno a “tasas chinas”, aunque con varios factores de riesgo en el horizonte. (TN)