La UCA lanzó un nuevo informe sobre la pobreza en niños y adolescentes. Los datos son alarmantes
Un estudio realizado por la Universidad Católica Argentina (UCA) reveló que el 62,9% de los niños y adolescentes vive en situación de pobreza y el 16,2% se encuentra en la indigencia. Estas son las cifras más altas registradas desde 2010, según el informe que desarrolla la entidad educativa.
El informe de la UCA, titulado Trazando el Camino: Privaciones Estructurales, Avances y Desafíos en los Derechos de la Infancia y Adolescencia, analiza la situación de los menores en base a seis aspectos clave: alimentación, saneamiento, vivienda, salud, información y educación.
El estudio muestra que el 56,3% de los niños y adolescentes sufre al menos una privación en alguno de estos derechos, lo que se conoce como pobreza multidimensional.
Pobreza: la inseguridad alimentaria sigue siendo un gran problema
Uno de los datos más preocupantes es el relacionado con la alimentación: el 32,2% de los niños y adolescentes en Argentina no puede acceder a alimentos nutritivos y variados debido a problemas económicos.
Este índice aumentó desde 2018 y, en 2023, el 13,9% de los menores experimentó hambre por falta de recursos.
Acceso limitado a la salud
Otro dato relevante es que el 55,8% de los niños y adolescentes no tiene obra social, mutual ni prepaga. Con lo cual, dependen exclusivamente del sistema de salud estatal.
Aunque ha habido mejoras en la atención médica en comparación con 2020, la falta de cobertura sigue siendo un gran desafío, especialmente entre los sectores más vulnerables.
Condiciones de vivienda inadecuadas
Las condiciones de vivienda también son preocupantes. En 2023, el 39,5% de los niños y adolescentes no tuvo acceso a servicios básicos como agua corriente o cloacas, y un 49,4% vive cerca de fábricas contaminantes, basurales o zonas con plagas.
Estos problemas, que afectan el desarrollo infantil, aumentaron en los últimos años.
Desigualdad en la educación
En cuanto a la educación, el 23% de los niños de 3 a 5 años no está escolarizado, lo que refleja un desafío importante en el acceso a la educación inicial. Las diferencias entre los distintos estratos sociales persisten, y los niños de hogares más pobres son los más afectados.
