Victoria Villarruel, provocadora y negacionista: «En un jardín de infantes hacer pintadas de los 30.000 es como ir a un cementerio y pintar al Oso Barney»

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Victoria Villarruel, candidata a vicepresidenta de La Libertad Avanza, en la fórmula con Javier Milei, se demoró en llegar a su lugar de votación. Y cuando lo hizo, cerca de las 10.30, se quedó un buen rato adentro de la camioneta que la transportaba frente a la puerta del Jardín de Infantes 916, en la localidad de Caseros. A la candidata que reivindica la última dictadura cívico militar, la Memoria la sigue hasta las urnas: de allí, ese lugar, cuando era una casa familiar, una patota secuestró a una joven que continúa desaparecida. 

Pero Villarruel sigue desafiando. A la salida, dijo: «En el medio de un jardín de infantes, hacer pintadas de los 30 mil, es como ir a un cementerio y pintar al Oso Barney. Más desubicados no pueden estar».  Es que adentro y afuera del jardín, se activó la memoria, la verdad y la justicia con las fotos de los desaparecidos y los pañuelos de las Madres.

La presencia de familiares de desaparecidos que iban a expresar su repudio a la candidata de LLA, por sus dichos negacionistas y su reivindicación a la última dictadura hizo que la candidata se retrasara debido a que «no sabía si estaban dadas las condiciones» de seguridad. Finalmente, llegó la Policía e hizo un cordón para que entrara a votar.

En la calle, algunas personas la aplaudían y otras la repudiaban. Una síntesis del balotaje de este domingo.

¿Por que mural aluvivo a Madres y desaparecidos en el Jardín?:  La historia de Alicia contada por su hermano

En la puerta del Jardín de infantes estaba Horacio, un hombre que con voz temblorosa contó que ese lugar era su casa familiar, de donde el 3 de junio de 1978, una patota secuestró a su hermana Alicia, que entonces tenía 21 años y estudiaba Trabajo Social. 

«Acá vivíamos. Ese día, cayó la patota, nos encerró a todos y se llevó a Alicia», recordó. A la joven se la llevaron porque «repartía volantes denunciando la dictadura durante el Mundial 78», contó su hermano, con la voz entrecortada, en el canal C5N. 

«Las generaciones de ahora no logran tener la magnitud de lo que fue, las limitaciones a la libertad de expresión, arrojar volantes hoy es una cosa ingenua, en ese momento perdías la vida», remarcó Horacio, quien forma parte de la Asociación de Familiares de Detenidos y Desaparecidos de Tres de Febrero.

«Estoy para manifestar mi desprecio por los dichos y de lo que esta persona promueve (por Victoria Villarruel). Yo creo que hay una parte de la sociedad que comulgan con lo que dice, pero la mayoría no. Tenemos que repudiar su presencia de alguna manera. Tiene que respetar lo que pasó», concluyó.

La cuadra donde está el Jardín de infantes, en la calle Labarden, entre Perú y Bolivia, además lucía con fotos de desaparecidos pegados en los postes de luz. Y frente a la escuela, se pintó un mural en referencia a la dictadura. (P/12)

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