Victoria Montenegro calificó de Victoria Villarruel de ser «la maxima perversión y dijo: «No puede ser vicepresidenta, los argentinos somos mejores que esto»

Victoria Montenegro calificó de Victoria Villarruel de ser «la maxima perversión y dijo: «No puede ser vicepresidenta, los argentinos somos mejores que esto»

La legisladora porteña Victoria Montenegro sostuvo que la candidata de La Libertad Avanza (LLA) Victoria Villarruel «no puede ser vicepresidenta de la Nación porque los argentinos somos mejores que esto» y cuestionó a la abogada ligada a grupos negacionistas y a personal retirado de las FFAA por «negar abiertamente a los 30.000 desaparecidos y el dolor de las víctimas».

Montenegro, nieta recuperada número 95, dijo estar «convencida» de que en el balotaje la coalición política y social representada por Unión por la Patria (UxP) hará «una muy buena elección» que convertirá a Sergio Massa «en el próximo presidente», pero advirtió que la puja con el negacionismo «no se termina el 19 (de noviembre)».

«A mí, lo que más me interpela, además de defender el legado de las Madres y las Abuelas y la memoria de los treinta mil, es que estemos atentos para que no nos lleven o nos hagan caer en el odio. No debemos habitar el mundo al que quieren llevarnos», exhortó en declaraciones a Télam Radio.

Presente en el debate de los vices

La legisladora del Frente de Todos (ahora UxP) presenció el miércoles por la noche el debate de candidatos a vicepresidentes desde los estudios de la señal TN, del Grupo Clarín: en la entrevista con esta agencia, Montenegro contó que al escuchar a Villarruel «solo pensaba en el momento en el que me tocó ver los restos de mi papá, los huesos de mi papá».

La diputada de CABA fue apropiada, siendo bebé, por el coronel del Ejército Herman Tetzlaff, quien en los primeros meses de 1976 dirigió el operativo del grupo de tareas que irrumpió en la casa familiar de la localidad de William Morris, de donde se llevaron a su padre, Roque «Toti» Montenegro, de 21 años, y a su madre, Hilda Ramona «Chicha» Torres, de 18.

El cadáver de «Toti» apareció meses después en las costas uruguayas y fue sepultado como NN en el cementerio de Colonia.

Al referirse a Villarruel y al propio Milei, quien también negó los 30.000 desaparecidos en el primer debate presidencial («fueron 8.753», dijo en Santiago del Estero el postulante de LLA), la legisladora señaló que esa visión negacionista implica un «nivel de perversión» que «interpela, duele y te moviliza».

«Cuando cuestionan las cifras (de desaparecidos), yo solo pensaba en el momento en el que me tocó ver los restos de mi papá, y también en mi mamá (N.d.R: el cuerpo de la madre de Montenegro nunca fue hallado). El nivel de perversión que tienen… Alguien que te exige una prueba de lo que ellos mismos ocultaron», aseguró.

Y agregó: «Quizá mi mamá está en el fondo del río. A esto que digo la palabra ‘perversión’ hasta le queda chica, me parece».

«Ayer (durante el debate en TN) pensaba mucho en las Abuelas y en las Madres. También en Evita. Y me decía: ‘No es posible esto, esto no puede suceder. Después de tantos años de lucha, a 40 años de nuestra democracia, esta mujer (por Villarruel) no puede ser vicepresidenta, porque los argentinos somos mejores que esto», puntualizó.

Para Montenegro, las palabras que pronunció en TV la compañera de fórmula de Milei reflejaron «el peligro inminente que significaría para la Argentina (que llegue al poder) una persona que abiertamente reivindica la dictadura cívico militar, y que reivindica a personas de hecho involucradas en la apropiación de niños, que todavía seguimos buscando».

En caso de que la coalición ultraliberal acceda al Gobierno, siguió Montenegro, Milei «cercenaría todos los derechos y conquistas de nuestro pueblo».

«En los días que tenemos por delante tenemos que defender lo que es una conquista de todo el pueblo argentino, la democracia, y también los derechos que tanto nos costó conquistar en este tiempo», remarcó la diputada de CABA.

Entrevista

– ¿Por qué se llegó a esta instancia? Habíamos llegado a una convención que sostenía «dentro de la democracia, todo; fuera de la democracia, nada». ¿Y ahora? ¿Debemos hacer una autocrítica de que haya personajes que digan estas cosas?

– En todo el mundo están surgiendo, lamentablemente, los discursos de odio, el negacionismo en Europa, los grupos que reinvidican el fascismo. La Argentina tiene, sabemos, una trayectoria y conquistas importantes en derechos humanos. Quizá el error que cometimos en un momento fue pensar que el proceso de justicia, la recuperación de los espacios y las políticas de memoria activa, garantizaban que lo conquistado era irreversible. Como que en el país había un acuerdo como sociedad de que los desaparecidos habían sido 30.000 y que la historia no se repetiría más. Pero también es cierto que algunos poderes de nuestra democracia tienen deudas, como la justicia: porque independientemente de los juicios que se llevan adelante, muchas de esas condenas no quedan firmes y muchos genocidas murieron sin ser condenados.

– ¿Qué conclusión sacó del debate de vicepresidentes?

– Victoria Villarruel traspasa todo tipo de límites cuando ya abiertamente niega los 30.000 y provoca, si se quiere, sobre el dolor de las víctimas, pero además pone a las víctimas en el lugar de victimarios. No es la perversión, es la máxima expresión de la perversión. Realmente, escuchar a una persona que pretende ser vicepresidenta de la Nación negar los 30.000 y revindicar a quien está involucrado en la apropiación, reconocido en la apropiación (por el exteniente coronel del Ejército Juan Daniel Amelong), de un bebé de mellizos (se refiere al caso de Sabrina Gullino Valenzuela Negro, hija de Tulio Valenzuela y Raquel Negro, quien recuperó su identidad en 2008, pero aún no se sabe qué pasó con su hermano mellizo, N.d.R.), te interpela al punto de pensar de que hoy está en riesgo el sentido común. En cualquier caso, el trasfondo de esto, el objetivo ahora, tal como fue en el ’76, es económico. La idea de instalar el modelo económico en Latinoamérica a partir del Plan Cóndor (coordinación represiva de las fuerzas armadas del Cono Sur, N.d.R) ahora se hace a través del ‘lawfare’ (uso del Poder Judicial para combatir a los gobiernos progresistas, de izquierda o nacional-populares). Usan a los medios de comunicación para estigmatizar a los movimientos populares y en el ataque a esa política se corre el límite de los derechos humanos.

– El libro «Hasta ser Victoria» cuenta su historia. A partir de esas vivencias, ¿qué pasa adentro suyo al escuchar a una postulante a la Vicepresidencia diciendo esas cosas?

– Yo pensaba: «Esta mujer no puede ser vicepresidenta de la Nación, porque los argentinos somos mejores que esto que está pasando». Pero, obviamente, hay que estar muy atentos. Yo tengo, o intento tener, la paz que uno puede tener cuando ha transitado infiernos complejos, laberintos muy complejos. Pero esa paz no significa que no te duela, que no te enoje, que no te subleve, que no te pase por el cuerpo. Pero hay algo que es más fuerte, y eso intento aprenderlo de las Abuelas: ante cuestiones tan difíciles de escuchar y de sentir, yo pensaba en Estela (Carlotto) y en la posibilidad que tenemos -que tuvimos hace poco- de celebrar a las Abuelas con tanta gente. Eso que se siente ahí es tan distinto: es el amor, el compañerismo, la solidaridad y los lazos que nos unen. Yo estoy segura de que de todo esto vamos a salir fortalecidos, pero primero hay que pasarlo para pasarlo hay que estar unidos y trabajar mucho. A estos discursos, que son peligrosos, los vamos a enfrentar con todo lo que sabemos y con todo lo que somos. (Télam)

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