Como desde hace 48 años, del santuario de San Cayetano, en Liniers, parten los peregrinos para hacer de a pie los 60 kilómetros que los distancian de Luján. Ayer por la mañana, cientos de ellos se reunieron de nuevo en esa sede religiosa, pero en este 2023 esos maratones de la fe tuvieron un par de condimentos. Desde el futbolero, con aquellos que prometieron ir si la Argentina ganaba el mundial, hasta el más fuerte: el componente político. En el último gran acto católico previo a las elecciones, la Iglesia y sus devotos dejaron un mensaje claro hacia el candidato Javier Milei (LLA), con carteles, pasacalles y declaraciones.
Todavía flotan en el aire los dichos sobre el Papa Francisco: “es el representante del maligno en la tierra, ocupando el trono de la casa de Dios”, le dijo Milei tiempo atrás a Viviana Canosa. Aquí, mientras los peregrinos avanzan, cruzan las vías y levantan banderas argentinas e imágenes religiosas, hay pancartas sin firma con la silueta de la Virgen del Luján. Dicen cosas como: “No a la venta de órganos y niños, cuidemos la vida” y “Milei odia, el pueblo ama ¿vos dónde te parás?”. También hay otro pasacalle, en la esquina del santuario, con letras verdes y el logo de la CGT en celeste: “Virgen de Luján, madre de la Justicia Social”.
La peregrinación serpentea la avenida Rivadavia bajo el sol de primavera. Hay un discreto operativo policial que corta las calles. Hacia el centro de la masa viva, muy cerca de la virgen peregrina, un grupo de jóvenes varones encabeza una columna con la bandera que anuncia: “Barriadas matanceras Padre Bachi diócesis San Justo”.
Rodrigo Antúnez es de Moreno, tiene 38 y un tatuaje que le circunda la frente. Cuenta que es la primera vez que marcha lúcido porque, junto a sus 50 compañeros, se encuentra en recuperación de consumos problemáticos. “Vine a pedirle a la Virgen que nos fortalezca para aprender a vivir. Necesitamos que haya unión entre la gente y que no se vote a los políticos como Milei que hablan mal del Papa, porque gracias a él y a la iglesia estamos saliendo de las drogas”, expresa. Varios esperan con ansias la misa de hoy a la mañana, si surge algún mensaje hacia el líder libertario.
Un milagro para el país
El silencio fragmentado de la marcha se corta por música sacra y otras por el reggeaton que emerge de carros como el que empuja Juliana. Ella es docente, tiene 45 años y hace esta caminata a Luján desde los 14. La acompaña su hija, que peregrina por primera vez y, cosas del destino, tiene 14: “pido por la situación del país, soy madre sola y trabajo en jornada completa en escuela primaria, aún así a fin de mes estoy contando las monedas”.
Gorra azul, 60 años, camina un santiagueño. Vive en Banfield, vino con su familia. Prefiere no decir su nombre: “caminar aquí es una motivación para olvidarse de los males del momento y confiar en que todo va a salir bien”.
Alrededor de 15 pibes llevan un parlante y cantan parafraseando a Meta Guacha: “Soy de los que van a pedirle a la Virgen, de los que caminan a la Catedral, soy de los que sienten el gran privilegio de peregrinar la Virgen del Luján”.
Detrás viene Mónica con su familia y una bandera en la espalda que tiene impresa la foto de su hijo de 14 años. Llega desde José León Suárez a pedir que su hijo encuentre una cura para su epilepsia. “También agradezco que tengo techo y trabajo y pido eso para todo el país, que salgamos adelante”, manifiesta.
La Copa y las peticiones
Algunas camisetas de la selección se destacan en la muchedumbre. “Venimos a cumplir la promesa y a agradecer porque salimos campeones”, confía Cristina del barrio Colonia de Florencio Varela. “Todos los años vengo, hoy agradezco porque ganamos el mundial, siempre tuve fe de que ganábamos”, acota Diana Segovia de Ezeiza.
Todavía falta para llegar. Los devotos desperdigados agradecen que no haga un calor agobiante. Días previos, las parroquias dieron consejos a sus fieles: caminar durante la semana, no llevar una mochila pesada, no ir solos. Hay una pequeña multitud de gorras amarillas y blancas con visera. Se mueve en bloque, detrás de un vehículo amarillo que lleva botellas de agua y un buzón que dice “peticiones”.
María Dalmasio dirige el móvil, la música y el grupo. Cuenta que llegaron desde el interior bonaerense y pampeano: «llevamos las peticiones de la gente allegada que no puede venir”. En la muchedumbre abunda la fe, la tradición. Y sobre todo, la promesa que no se animan a decir en voz alta pero confían en que se cumpla. (T Arg.)