A 10 años de la inundación de La Plata, Gabriel Prósperi instó a “abrazar cada vecino” y criticó “las miserias” de la política
Cuando se cumplen 10 años de la inundación que golpeó la ciudad de La Plata con un saldo de 89 muertos confirmados por la Justicia, pérdidas materiales y simbólicas indeterminadas, el periodista y locutor Gabriel Prósperi, coautor del libro «Inundados La Plata. Lo que el agua no encubrió»(junto a Soledad Escobar), dijo que la jornada convoca a «a abrazar a cada vecino y familiar de víctimas o que perdió todos sus recuerdos de vida», y «es un llamado al pensamiento de quienes tienen poder de decisión«.
«Un día como hoy, deseo abrazar a los vecinos y a los familiares de víctimas fatales o que perdieron recuerdos ancestrales por algo que era evitable más allá de la desgracia de la lluvia. Lo que vimos los que recorrimos la ciudad arrasada el día después fue tremendo, gente que perdió cosas invaluables de toda su vida. Todo eso contrastaba con quienes desde la política sólo trabajan esos días para verse su propio ombligo, que es muy chiquito», expresó Prósperi, en declaraciones al programa «No es lo que parece«, de la 96.7 Mhz de La Plata.
En función de esto último, el escritor consideró que la otra lectura a los diez años de la tragedia es el deseo «de que esto nos sirva para planificar el futuro y el lugar donde vivimos con certezas de las cosas por mejorar o reparar, sabiendo que fue algo evitable», y recordó que «nunca nos dijeron a los platenses que la ciudad era inundable porque se levantó sobre arroyos ancestrales cuyos cauces naturales desbordaban con una lluvia de gran magnitud más los problemas de falta de planificación de las obras«.
«En otras ciudades del mundo que están por ejemplo en zonas volcánicas se les advierte los riesgos, se educa a la población sobre planes de contingencia ya emergencia y el Estado planifica ante la adversidad. Acá nunca en la historia se le dijo a la población dónde estamos y se autorizó todo tipo de obra sin planificación, sin permitir que el agua de lluvia escurra y agravando la cuestión natural de los arroyos ancestrales», apuntó el periodista.
Por esto, insistió en que «debe ser este día un llamado al pensamiento a quienes tienen poder de decisión sobre nuestra región, para que vean a los ojos a los pibes y las pibas, para que ellos tengan un futuro y una ciudad cada vez mejor», y agregó: «prefiero ese mensaje de esperanza a lo trágico y oscuro, que la vivimos durante aquellas horas de la inundación y posteriores».
Prósperi dijo que desde la publicación de su libro hasta ahora ha «tenido contacto con los ingenieros hidráulicos» a cargo del plan maestro de obras contra inundaciones y «hay que reconocer que hay algunas cosas que se hicieron muy bien» y enumeró los canales de escurrimiento subterráneos y «los dragados del arroyo el gato y el terraplén entre Tolosa y Ringuelet, que son positivas ante una posible una inundación«.
No obstante, señaló que «son obras insuficientes si se sigue construyendo sin control y sin planificación en zonas sensibles de inundación en la ciudad, como se puede ver con la cantidad de gente que se siguen asentando y construyendo a la vera el arroyo Maldonado en Villa Elvira«.
Y remarcó la necesidad de «promover la planificación de la ciudad en serio», porque «por más obras que se hagan como vemos en este caso, son siempre obras tardías, en las que la política y la inversión llegan tarde sobre las necesidades de la gente».
Miserias
Cuando se refiere a la inundación que sufrió en carne propia como platense y que abordó en profundidad como periodista en la investigación de su libro, Prósperi la define como «la peor catástrofe de la historia» de la capital provincial, al tiempo que le siguen doliendo «las miserias que mostró la dirigencia política» en esas horas angustiantes, en referencia a las prácticas de autoridades policiales y judiciales para ocultar o por lo menos dilatar el número de muertos.
«Todo lo que nos tocó investigar y revelar en el libro tenía un trasfondo político, por el enfrentamiento de entonces entre el gobierno bonaerense de (Daniel) Scioli y el nacional de Cristina Fernández. Al gobierno nacional le habían endilgado tiempo atrás la tragedia de Once con 51 víctimas fatales y el gobierno bonaerense quería hacer todo lo posible para no tener una tragedia de ese tenor en su territorio y en ciudad capital, por lo cual había una orden implícita de que lo ocurrido no superara el número de Once. Y eso se pasaba a todas las áreas intervinientes. Esa jugada política del gobierno provincial quedó como una triste anécdota del quehacer político, que muestra el tipo de dirigencia política y las pantomimas que hacen para permanecer en el poder», expresó Prósperi.
Sobre la investigación realizada para franquear la orden tácita de reducir el número de muertos por inundación, el periodista afirmó que «enterrar con diagnóstico de muerte natural una persona que muere por una tragedia evitable u otra situación son métodos arraigados en fuerzas represivas desde hace mucho tiempo y que usó la política por entonces».
«Cuando empezamos a investigar aparecieron un montó de casos que no figuraban en la lista inicial de fallecidos por la inundación. Hay algunos emblemáticos,como el de Carlos García, que murió por la inundación y le entregaron el cuerpo a los familiares y ellos le dieron cristiana sepultura con certificado de muerte natural y sin incluirlo en la lista de muertos. O los que no murieron en lo inmediato, como el caso de la mamá de Soledad Meneces, Dominga Araujo, que saliendo de la casa con el agua en la cintura esa noche tuvo un ACV y no se recuperó y días después murió. Así un montón de casos de fallecidos días después o como consecuencia de las pérdidas sufridas. Las fuerzas de seguridad querían sacarse de encima el problema, darles rápido los cuerpos a los familiares para que quedaran como víctimas de algo fortuito y no de la tragedia», relató.
El periodista dijo que la investigación «permitió llegar al número de 89 muertos inmediatos y posteriores con certificación y aval del Poder Judicial, aunque eso no dimensiona la magnitud de la tragedia».
La labor mencionada «no hubiera sido posible sin la garra de Soledad Escobar que estaba en la Procuración y el compromiso del entonces juez Luis Arias y de Julián Axat, que por entonces era fiscal del fuero penal juvenil», apuntó Prósperi.
De esos actores, el periodista elogió particularmente a Soledad Escobar, coautora del libro que escribió sobre la tragedia y los manejos institucionales para ocultar las consecuencias. «Es una de las personas más valientes que conocí, con un coraje a toda prueba. Pese a estar amenazada en su trabajo, puso el cuerpo, fue a todas las comisarías, grabó de manera oculta a un comisario sin saber que lo estaba haciendo para mostrar las irregularidades de certificados hasta lograr la prueba del expediente judicial. Realmente, hoy no se consigue eso, porque el periodismo hoy está lleno de egoísmos y personalismos. Lo de ella no se consigue tampoco en la justicia, hoy atrapada y atravesada por las cuestiones políticas y presiones de poder», expresó el periodista.
Sin proporción de castigo
Para cerrar el tema investigación e implicancia, Prósperi reflexionó que «pese a la magnitud de todo lo que se hizo y lo sufrido, no hubo proporción de castigos, porque sólo se condenó en juicio sumarísimo a un ex funcionario de defensa civil municipal que pagó una multa de 12.500 pesos, mientras a Soledad se le inició una causa judicial, se la amenazó y demás», lo cual «demuestra que la historia de la humanidad no es otra cosa que la historia del poder».
Sobre la posibilidad de ampliar el libro o sacar una segunda edición con nuevos datos, Prósperi indicó que personalmente está «dispuesto», pero hoy «es muy difícil hacer lo que hicimos».
«Estoy dispuesto para ampliarlo pero cuesta juntar fondos y las editoriales no financian automáticamente una propuesta porque demanda trabajo. De hecho estudiantes de la Facultad de Periodismo que han investigado la tragedia pero caen en la trama de las dificultades de poder publicar en medios y editoriales. A nosotros oportunamente la Facultad de Periodismo nos dio un espaldarazo grande y pudimos. Pero hoy es otro país que en 2013 y todo es más difícil», expresó el periodista.
Por último, el escritor y locutor se refirió al motor personal que lo movilizó la noche de la tragedia a recorrer las calles con el agua hasta el pecho hasta su casa. «Fue el deseo de llegar a casa pese a todo lo que me movilizó esa noche a recorrer la avenida que era un río. Podría haber perdido la vida, porque otros no pudieron cruzar. Fue un escenario de otro mundo. Pero tenía la desesperación de llegar a casa pese a todo», finalizó el periodista.