Burlando dijo que declará un testigo que reconoció a los rugbiers y «tiene un CPU en la cabeza»
El abogado Fernando Burlando, quien representa como particulares damnificados a los padres de Fernando Báez Sosa, dijo que durante la jornada de hoy se espera escuchar a un testigo que «tiene un CPU en la cabeza», en referencia a que brindó muchos detalles del hecho al declarar en la instrucción de la causa, y que «reconoció a siete de los ocho rugbiers acusados».
«Las declaraciones de hoy van a ser interesantes; hay un testigo que tiene realmente un CPU en la cabeza: es impresionante, es la persona que reconoció a siete de los ocho acusados. Es la persona que se va a la casa y después vuelve porque ve las noticias y dice ‘yo puedo ayudar'», dijo el letrado a la prensa esta mañana, cuando ingresaba a los tribunales de Dolores para la cuarta audiencia del juicio.
Al realizar un balance de lo que va del debate que comenzó el lunes último, Burlando dijo que fue «favorable y positivo desde el punto de vista solamente técnico o jurídico» y que es «una pequeña respuesta nomás a los papás» de Fernando.
«No sabía que iban a ser tan claros y elocuentes los testigos», destacó.
Sobre cómo viven el juicio Graciela Sosa y Silvino Báez, padres de la víctima, el abogado expresó: «Estamos sometiendo realmente a la familia a ver imágenes que yo creo que deben ser un tormento cada vez que las reproducimos. Lo hacemos ya de una manera desmedida porque queremos que las cosas queden realmente bien claras. Creo que, para lo que es el corazón de Silvino y de Graciela, debe ser demoledor».
«Vienen todos los días, y resisten; obviamente tienen algunos problemitas de presión, cosas diría yo lógicas», puntualizó Burlando.
Finalmente, sobre algunos cuestionamientos realizados sobre la técnica que se empleó para realizarle RCP a Fernando tras el ataque, el abogado dijo: «Es un papelón; es insólito. Hay que pensar, primero, que hay dos formas de acercarse a una persona: una como lo hicieron estos chicos y la otra es acercarse y tratar de darle vida, como cualquier persona bien intencionada que quiere reanimar a una persona que no tiene pulso».