Canticuénticos vuelve a Buenos Aires para «llevarse la tristeza de tantos meses»
El grupo santafesino de música para las infancias Canticuénticos se reencontrará el sábado 27 de marzo, a las 17 y a las 19.30, con su público porteño en Ciudad Cultural Konex, ubicado en la zona conocida como Abasto, en un concierto en el que apuntará a «llevarse la tristeza de tantos meses», según destacó la cantante, flautista, acordeonista y compositora Ruth Hillar.
«Les chiques necesitan contacto humano. Después de tanto tiempo con las pantallas como interlocutoras, sentir la presencia real de otras personas es una experiencia muy fuerte, conmovedora. Que de repente los Canti salgan del teléfono o la compu y se transformen en seres reales es algo que puede generar mucha alegría», dijo la artista a Télam.
Y añadió: «Sabemos que algunas cosas aún tendrán que esperar un tiempo, como son los saludos y abrazos al terminar el concierto. Pero también sabemos que la felicidad que vamos a compartir durante el show va a ser tan enorme como para llevarse la tristeza de tantos meses».
Precisamente, la obligada ausencia de los escenarios porteños por más de un año justifica que el grupo opte por su repertorio «más conocido» para esta serie de shows, a pesar de la gran cantidad de nuevo material producido durante el aislamiento sanitario por la pandemia de coronavirus.
«Sabemos que algunas cosas aún tendrán que esperar un tiempo, como son los saludos y abrazos al terminar el concierto».
«Decidimos para las primeras presentaciones del año incluir pocas canciones nuevas y mantener el repertorio más conocido y querido por el público, para posibilitar que en el reencuentro se pueda generar el canto y el disfrute compartido. Y de a poco seguir incorporando el material recién salido», comentó Ruth Hillar, quien anticipó que no faltarán clásicos como «La Cumbia del Monstruo», «El mamboretá», «Quiero para mí» y «Bate con la cucharita», entre tantos.
De esta manera, el combo santafesino planea recuperar «esa fiesta comunitaria que se da en los conciertos a medida que se suman las voces en torno a las canciones».
Lo cierto es que la falta de contacto físico no frenó la marcha del grupo que completan Daniela Ranallo y Laura Ibáñez, en voces; Daniel Bianchi, en guitarra; Nahuel Ramayo, en percusión; y Gonzalo Carmelé, en bajo; que, entre otras actividades, lanzó su quinto disco «A cocochito», y su octavo libro del mismo nombre, además del videoclip del tema «Pañuelito blanco», dedicado a las Abuelas de Plaza de Mayo.
También mantuvo una presencia constante con «La Cantiteca», una serie de videos en donde convivieron juegos rítmicos y tutoriales sobre la guitarra en el chamamé, con actividades útiles para compartir en familia, tal como el autocultivo, lectura de cuentos o acercamientos al lenguaje de señas.
Homero, ¿Qué ves?
El regreso a los shows presenciales en Buenos Aires, que incluyen también actuaciones en Lomas de Zamora y City Bell; las expectativas ante el reencuentro con el público y la permanente vigencia de Canticuénticos fueron algunos de los temas que la artista conversó con esta agencia.
Télam: ¿Cómo se trabaja el doble desafío de contener el desborde emocional que seguramente tendrán los chicos por este reencuentro y las sensibilidades propias que vivirán ustedes desde el escenario?
Ruth Hillar: Es algo que estamos aprendiendo, como tantos otros artistas. Es todo un desafío poder mantener el aplomo con tantas ganas contenidas de encontrarnos con el público, pero ensayamos mucho para poder manejar esa energía de una manera que no se desborde y que a la vez pueda canalizar toda nuestra emoción y recibir la emoción del público.
T: En los contactos virtuales que mantuvieron con sus seguidores, ¿notaron demandas distintas a las habituales?
RH: Fue un año de mandar cientos y cientos de saludos y videos para jardines, escuelas, cumpleaños y fechas especiales. Sentimos que dedicando un rato por día a esto, podíamos darles grandes alegrías a muchísimos nenes y nenas de nuestro país y también de otros países de habla hispana. Sentimos que había una gran necesidad de compañía, que los docentes también necesitaban de nuestra ayuda, y así fuimos durante el año aportando pequeñas sorpresas que se mandaban por Whatsapp a los alumnos. Fue un año de andar intuitivamente, ya que nadie nos había enseñado que algo así podía pasar, pero siempre tratamos de seguir estando presentes.
T: ¿Qué temáticas creen que deben predominar en estos tiempos tan especiales?
RH: Creo que es indispensable que se aborden desde todos los lugares posibles los temas que tienen que ver con los 17 objetivos de desarrollo sostenible que se plantearon en 2015 en la Asamblea General de la Naciones Unidas como metas para el año 2030. La humanidad debe encaminarse hacia una sociedad global más equitativa, en la que haya oportunidades similares para toda la población, incorporando el concepto de economía circular, reemplazando la concepción extractivista que genera cantidades de desechos. Desde el arte, podemos dejar sentadas nuestras posiciones y ayudar a que los adolescentes y jóvenes del 2030 crezcan con esta conciencia y puedan generar cambios positivos en sus comunidades y también reclamar a los entes oficiales para que se hagan cargo de sus obligaciones en este sentido.
El homenaje a las Abuelas y a las Madres de Plaza de Mayo
T: Desde que se inició Canticuénticos han logrado mantener la fidelidad del público, a pesar de que los niños cambian sus gustos a medida que van creciendo. ¿A qué atribuyen esta particularidad?
RH: No sé si podría identificar algo específico. Siempre que compongo trato de pensarme escuchando esa canción siendo niña y siendo adulta. Busco que la canción pueda interpelar, conmover, motivar, despertar la curiosidad, más allá de la edad de quien escuche. Soy consciente de que, en mi intento por empatizar con el mundo de la niñez, juega un rol muy importante la intuición y también animarme a volver seguido a mi propia infancia. Por otra parte, los chicos y chicas perciben cuando en la propuesta hay un contenido de verdad. Los Canti creemos fuertemente en lo que cantamos y eso es algo que tiene mucha fuerza.