“Prode”: cuando Racing de Córdoba del 84 se jugó mucho más que los puntos

“Prode”: cuando Racing de Córdoba del 84 se jugó mucho más que los puntos

En “Prode”, filme documental ya disponible en la plataforma de Flow que narra la anécdota del equipo de Racing de Córdoba del 84 que salió a la cancha con el deber de ganar para conseguir el último punto de la boleta de Prode que habían jugado, su director, Mauro Beccaría, retrata la “idiosincrasia de una ciudad, de un barrio y una forma de vivir el fútbol”.

En la película, que fue llevada a cabo por la productora Ideas por Rosca y que resultó ganadora de la convocatoria del Polo Audiovisual de Córdoba, el relato pintoresco -y ciertamente insólito- sirve de excusa para el ejercicio de la añoranza por una época más sencilla en la que los millones del fútbol de hoy no existían y en la que deporte, club y barrio eran una sola cosa.

Con Pedro Marchetta como director técnico y Roberto “Pato” Gasparini como capitán, líder y mejor jugador del equipo, el club que hoy milita en el Torneo Federal A encaraba el Campeonato Metropolitano de 1984 con un plantel integrado casi totalmente por jugadores de inferiores que vivían a pocas cuadras del estadio, en el barrio de Nueva Italia, y con la esperanza de mejorar el último puesto del torneo anterior.

El 6 mayo de ese año vivirían un acontecimiento único, no tanto por el partido que disputarían ante Ferro Carril Oeste, uno más en un torneo que recién iniciaba, sino porque el equipo saldría a la cancha en un predicamento “tragicómico y azaroso”, como lo define el pampeano Beccaría, afincado en Córdoba.

El plantel había jugado sus ahorros en una boleta del ahora extinto Prode (Pronósticos Deportivos), habían acertado 12 de los 13 resultados y les tocaba disputar el partido final de la fecha; el que si ganaban los convertiría en acreedores del pozo millonario (y del escándalo).

“Tenían un fondo de dinero que se iba completando a partir de multas por romper las reglas internas -explica el director-, todo el que cometía una falta tenía una multa y el dinero se acumulaba y se usaba para distintas cosas. Pero después de un par de fines de semana en los que el Prode quedó vacante se había hecho un pozo significativo, un monto superador que lo que ellos podían llegar a ganar. Deciden jugar una boleta con la esperanza de mejorar un poquito su situación económica”.

Lo que encontramos es que el barrio Nueva Italia en el que está el club, que está a 20 minutos de colectivo del centro, creo que sigue siendo el mismo que 30 años atrás.”MAURO BECCARIASeleccionada por el festival SHOOT! de Copenhague (Dinamarca) en marzo pasado y del OFFSIDE Film Festival de Barcelona, en septiembre próximo, “Prode” cuenta con un importante material de archivo y con entrevistas a buena parte de sus protagonistas.

Télam: ¿Por qué querían rescatar esta anécdota?

Mauro Beccaría: Cuando conocí esta historia lo que me llamó la atención era esta situación entre tragicómica y azarosa de estos tipos quedando en una situación casi imposible, teniendo que ganar su partido para ganar el Prode. Después encontramos que ese contexto en el que se había dado tenía un montón de aristas socioculturales interesantes para retratar. Una idiosincrasia de una ciudad, de un barrio, una forma de vivir el fútbol, porque al ver esas imágenes de archivo casi es otro deporte; y con otra lógica desde lo cultural. Eran jugadores que vivían en el mismo barrio en el que estaba su club, y que muchos siguieron ahí. Salvo el arquero y el puntero derecho eran todos jugadores del club.

Y otro elemento que es transversal, que es el Prode, que viene de la década del 70 y que tenía una importancia cultural importantísima en aquellos años. Queríamos rescatar este hecho significativo, pero no ir al fanatismo del hincha o del resultado deportivo, sino entender que el fútbol es parte de nuestra vida cotidiana, de nuestra sociedad, que tiene las cadencias y los vaivenes propios de nuestra cultura. La idea era dejar ese documento de cómo era la sonoridad, los espacios, la forma de vivir, la forma de ir a la cancha.

T: La película es el retrato de otra Córdoba también. ¿Qué tanto ha cambiado?

MB: Lo que encontramos es que el barrio Nueva Italia en el que está el club, que está a 20 minutos de colectivo del centro, creo que sigue siendo el mismo que 30 años atrás. Un barrio en el que la gente se mueve en bicicleta, duerme la siesta, donde a la tarde no anda nadie, donde la gente consume en los negocios de la zona, donde se juega a las bochas. Te encontrás en una urbe de un millón y medio de habitantes con un pequeño sector que tiene una idiosincrasia más parecida a la dinámica de un pueblo. Cuando lo empezamos a mandar a festivales, en otros lugares del mundo no pueden creer no sólo la historia, que es muy inverosímil, sino la forma en que vivimos el deporte, puntualmente el fútbol.

T: ¿Qué lugar ocupa Racing para el barrio, para la historia del fútbol de la provincia?

MB: Me parece que para Nueva Italia es el núcleo. Alrededor de ese club, que fue muy importante, que llegó a ser subcampeón en 1980 con el Coco Basile, se canaliza parte de la pasión del barrio. El club cumple un rol social muy grande; tiene básquet, tiene una escuela, tiene jardín.

T: Esta es una historia contada por una productora cordobesa sobre una historia cordobesa. ¿Qué significa para ustedes poder escapar de cierta mirada porteño-céntrica a la hora de narrar lo propio?

MB: Creo que el advenimiento del Polo Audiovisual de Córdoba dio la posibilidad de que los realizadores cordobeses tengamos en nuestro lugar las vías de financiamiento. Somos nosotros los que producimos, guionamos y filmamos nuestras historias, lo que es también un desafío, porque no es fácil verse a sí mismo. Más allá del rol federal del Incaa, las secretarías de Cultura de las provincias hoy por hoy han entendido que financiar este tipo de productos audiovisuales no es una cuestión de entretenimiento sino una cuestión cultural. Empezar a dejar registro de lo que somos y lo que fuimos.

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