Luego de 3 meses volvió el tradicional servicio de lancha que une las ciudades de Viedma y Patagones
TRANSPORTE
El tradicional servicio de lanchas que une las ciudades de Viedma y Carmen de Patagones volvió esta semana luego de más de tres meses de inactividad, cumpliendo con los nuevos protocolos sanitarios dispuestos por la pandemia del coronavirus, un medio de transporte fluvial que es ya una costumbre incorporada desde hace más de un siglo en la vida cotidiana de trabajadores, estudiantes y turistas de esta comarca del norte de la Patagonia.
Este pintoresco cruce entre ambas ciudades se realiza en embarcaciones con capacidad que varía entre 18 y 22 pasajeros sentados, tienen un largo promedio de seis metros por casi dos de ancho, impulsadas por motores fuera de borda y realizan el cruce en solo tres minutos, pero permite un reconfortante contacto con la realidad fluvial del río Negro.
Para brindar nuevamente el servicio, el protocolo dispuesto indica que están autorizados a transportar el 50% de la capacidad de la lancha, además del uso obligatorio de barbijo y cartelería informativa e indicativa.
En diálogo con Télam, Claudio Soberón, lanchero desde hace cuatro años, indicó: «Por suerte, esta semana pudimos volver a trabajar bajo estricto protocolo, con menos gente, la mitad de la capacidad de la lancha, usando barbijo y siempre con alcohol en gel para los usuarios, además de la limpieza de la unidad entre cruce y cruce».
«Esta es mi única entrada de dinero y estos tres meses fueron muy duros, pero siempre con la esperanza de que se normalice de a poco, tanto esta como otras actividades en la comarca», agregó.
Claudio comparte este servicio con Ceferino Lucero, ambos, son los únicos privilegiados que completan el recorrido sobre una decena de prestadores de años anteriores, en virtud de que este medio de transporte ya no genera tanta rentabilidad como años atrás.
«Desde hace cuatro años que trabajo en este servicio de lancha, anteriormente trabajaba como seguridad en una empresa petrolera, sin embargo me quedé sin trabajo y tuve que aprender esta linda profesión de cero», relató Claudio.
Sobre los requisitos para esta actividad, el lanchero sostuvo: «Necesitás tener una libreta diferente a lo que es un carnet de conducir, al tener esta gran responsabilidad de llevar personas, los requisitos son otros, como saber nadar, fundamentalmente, además de remar y algo de primeros auxilios».
Con respecto al servicio de lanchas, indicó que «es especial, ya que está afectado a las condiciones climáticas y a las mareas del río Negro, que pone en peligro la embarcación por la posibilidad de sufrir varaduras de la lancha cuando las mareas son muy bajas, que no solo implica arreglar la unidad, sino que pueden sufrir sanciones económicas y la nueva habilitación».
El valor del pasaje es de 30 pesos y el horario es de lunes a viernes de 8 a 19, mientras que los sábados y domingos el horario es de 10 a 19. además, durante los feriados el servicio se ofrecerá de 15 a 19.
Por otra parte, no se podrá trasladar más de nueve pasajeros en la embarcación y el protocolo también indica el uso obligatorio de los barbijos y respetar el distanciamiento.
La ceremonia de la navegación fluvial tiene muchos encantos, inicia con el juego de atar y desatar nudos de la soga de amarre de la embarcación en los maderos del muelle y sigue con la diestra maniobra del lanchero al trazar la necesaria elipse que sortea bancos riesgosos y busca senderos acuáticos de segura profundidad.
Tanto la lancha como la cabina se mece ensoñadoramente, con las calmas aguas, como si el cauce del río Negro nos estuviera saludando. Mientras que los pasajeros intercambian breves charlas sobre los temas del día y otras cuestiones de imperiosa actualidad.