Juan Manuel Fangio, a 25 años del paso a la inmotalidad de una leyenda
La madrugada del 17 de julio de 1995, los corazones del universo automovilístico se paralizaron y fue por la partida del balcarceño Juan Manuel Fangio, quíntuple campeón mundial de Fórmula 1, considerado como el «mejor piloto de todos los tiempos», aún cuando otras figuras lo superaron en cantidad de títulos.
A las 4.10 de la madrugada de ese 17 de julio, en la clínica porteña Mater Dei, la noticia del deceso del balcarceño de 84 años (nació el 24 de junio de 1911), se expandió al mundo y las muestras de dolor de sus ex compañeros y rivales de ocho años en la Fórmula 1 se multiplicaron.
El 14 de julio, el «Chueco» Fangio había padecido una insuficiencia respiratoria que motivó su internación, se le diagnosticó «bronconeumonía» y dos días después se complicó su cuadro, que hasta ese momento era estable, por lo que su corazón se detuvo.
El 6 de julio pero de 1958 Fangio se había retirado de la Fórmula 1 conduciendo una Maserati y a partir de ese día se convirtió en leyenda, y en cada paso que daba tanto en Argentina como en Europa dejaba un halo de sabiduría. El sólo hecho de cruzar una palabra con él era una «bendición» para su interlocutor.
Antes de la construcción del mito hubo una historia en su Balcarce natal, un comienzo deportivo que lo reveló como un futbolista dúctil en el manejo de la pelota con una postura que le valió su histórico mote de chueco.
Su primera vinculación con autos fue como mecánico ajustador en el taller de Miguel Viggiano, donde se revisaban y reparaban coches de competencia, y fue entonces cuando el campeón argentino de carretera, Manuel Ayerza, lo invitó a tripular un Chevrolet de cuatro cilindros.
En Fórmula 1, el «Chueco» se consagró con el primer campeonato mundial con Alfa Romeo
En las afueras de Balcarce, en el circuito «La Chata», Fangio mostró la pasta y, a los 27 años, en 1938, debutó oficialmente en una competencia en la ciudad de Necochea, en una carrera en la que terminó quinto entre 24. Frente a sus condiciones, más de 200 habitantes de Balcarce colaboraron con dinero para que adquiriera, en 1939, su primer auto: un Chevrolet.
Después llegó la etapa del Turismo Carretera y el accidente en la Buenos Aires-Caracas de 1948, en la que perdió la vida su acompañante Daniel Urrutia.
La leyenda en la Fórmula 1 comenzó el 28 de octubre de 1951 cuando el «Chueco» ganó su primer campeonato con Alfa Romeo, en el circuito de Pedralbes, España.
Aunque el nacimiento de la categoría reina fue en 1950, Fangio ya había corrido en Europa en 1949 y el 3 de abril de ese año obtuvo su primer triunfo en el circuito de Ospedaletti, San Remo, Italia, a bordo de una Maserati 4CLT del equipo del Automóvil Club Argentino.
Un año más tarde, el balcarceño debutó en la primera carrera de F1, al comando de un Alfa Romeo en San Remo, y el 13 de mayo de 1950 se presentó en el primer Campeonato Mundial de Conductores.
Fangio ganó su primera carrera el 21 de mayo en Mónaco, y luego de cuatro triunfos, perdió el título a manos de su compañero de equipo, el italiano Giuseppe Farina, tras su abandono en el Gran Premio de Italia, lo que lo dejó como subcampeón.
La revancha llegó en 1951, año en que alcanzó el primero de los cinco campeonatos mundiales. El segundo título de Fangio fue en 1954, con la «Flecha de Plata» de Mercedes Benz (se impuso en seis carreras), con el arrecifeño Froilán González (Ferrari) como vicecampeón.
Su tercer título llegó en 1955, también con Mercedes, pero después la marca se alejó de la Fórmula 1 y al año siguiente el «Chueco» se enroló en Ferrari para lograr la corona por cuarta vez en la máxima categoría.
La quinta y última llegó en 1957, con Maserati, y es recordada por la gran carrera que ganó en el circuito alemán de Nurburgring, tras superar en la penúltima vuelta a Stirling Moss y Mike Hawthorn.
Fangio se retiró de la Fórmula 1 el 6 de julio de 1958, tras terminar cuarto en Francia con una Maserati. El «Chueco» corrió 51 Grandes Premios de Fórmula, ganó 24, estableció 28 «pole position» y marcó 23 récords de vuelta.
El mito argentino consideraba al brasileño Ayrton Senna y al escocés Jim Clark como a los mejores pilotos de la historia de la F1 y con Senna, que había fallecido un año antes en Italia, tuvo una particular relación de mutuo respeto y admiración.
La dimensión de lo que fue Fangio para la historia de la F1 fue demostrada por grandes ex campeones de Fórmula 1.
«No creo que sea justo compararme con Fangio, pues ahora los autos son más seguros. Él logró sus campeonatos a una tremenda velocidad teniendo en cuenta los vehículos que existían en su tiempo. Fangio fue muy superior a nosotros», reconoció el alemán Michael Schumacher, máximo campeón con siete coronas.
El piloto argentino se retiró de la Fórmula 1 en 1958 cuando era parte del equipo Maserati
«Correr no es sólo conducir un coche. Es también ser íntegro, vivir una pasión, marcar una historia. Es por eso que nadie va a igualar a Fangio», alabó Senna, tricampeón de la categoría.
«Fue el mejor de todos. Sus rasgos más notables fueron su personalidad y su simpatía», destacó el austríaco Niki Lauda, tres veces monarca.
«Fue el más importante de todos los tiempos. Era un artista del volante. Pese a ser mi rival toda la vida, para mí era una figura paterna», elogió el británico Stirling Moss, al quien la grandeza de Fangio nunca le permitió llegar a la consagración