Corría junio del año pasado y Eduardo Duhalde ponía un nombre inesperado sobre la mesa, “Me gustaría que Roberto Lavagna sea el candidato del peronismo, es un hombre preparado» declaró el ex presidente.
Durante ése invierno del 2018, Lavagna se enrolaba detrás de la candidatura de Sergio Massa. Semana a semana, su nombre se hacía cada vez mas fuerte y se lo empezó a medir en una elección polarizada entre macrismo y kirchnerismo.
Sin oficializar su candidatura, el economista de origen radical comenzó a tomar decisiones en vistas a las primarias de agosto. Alquilo una amplia oficina en el microcentro porteño y ya muestra un heterogéneo grupo de dirigentes que lo apoyan.
El equipo que participa de las reuniones con Lavagna está conformado por el ex embajador ante la Organización de Estados Americanos Rodolfo Gil, el ex presidente de la Cámara Baja Eduardo Camaño, el ex senador provincial Juan José Amondaraín, los ex diputados bonaerenses Valeria Amendolara y Fernando Rozas y la dirigente randazzista Florencia Casamiquela.
Dos nombres sobresalen entre el lavagnismo: Alejandro «topo» Rodriguez y Eduardo Bucca. El primero porque deja el gabinete kirchnerista de La Matanza y el segundo por ser un dirigente muy cercano a Marcelo Tinelli.
Por su parte, el socialismo busca mostrarse con Lavagna. Se convocó a un congreso nacional socialista para el 4 de mayo, uno de los invitados a disertar es el ex ministro de Néstor Kirchner.