La vida de los otros: el espionaje ilegal en la República Argentina
En el film de Florian Henckel Von Donnersmarck, “La vida de los otros” (Alemania, 2006), se muestra la obsesión de los integrantes de la STASI –la policía secreta de la ex RDA– por vigilar la vida de sus compatriotas, día a día, minuto a minuto… Pero también muestra la miseria humana de los agentes, que carecen de vida propia, de sentimientos, de sensaciones. Su lúgubre existencia se limita a… espiar al semejante.
Pero ya en la década del ’60 el mundo se asombraba con las películas protagonizadas por el actor británico Sean Connery, como el agente ultrasecreto James Bond – 007 …
La guerra fría, el conflicto este-oeste, la sofisticación, el glamour, los autos deportivos, las mujeres hermosas, etc., daban marco a estos peculiares films, cuya vigencia llega a nuestros días.
Lo que en aquella época era considerado ciencia ficción, hoy es moneda corriente, ya que se pueden conseguir teléfonos del tamaño de un reloj, relojes del tamaño de un botón, botones que resultan ser cámaras de video, computadoras para guardar en el bolsillo de la camisa, etc.
Los argentinos siempre tuvimos debilidad por cualquier porquería electrónica que se vendiera por ahí…
Son míticos los vuelos a Miami y a otros centros turísticos de Estados Unidos y de Europa en los últimos años de la década del ’70 y comienzos de los ’80, donde nuestros compatriotas arrasaban con las baratijas a pila, creyendo que iban a convertir su hogar en el centro espacial de Cabo Cañaveral…
Esa tendencia continúa hasta hoy, al punto tal que la República Argentina tiene un récord mundial de ventas de teléfonos celulares “inteligentes”, aparatos éstos considerados como el ícono de la modernidad y el progreso.
Paralelamente, los servicios oficiales de información o de “inteligencia”, históricamente, han tenido al teléfono (y a las comunicaciones telefónicas) como un objeto sagrado de veneración e idolatría. Ahora también a las computadoras personales atento el auge de los e-mails, el chat y las comunicaciones privadas en las redes sociales, en especial Twitter, Instagram, Facebook y Whatsapp.
La intervención de las comunicaciones telefónicas (legales o ilegales) y ahora el espionaje informático siempre está en el centro de la escena en la vida pública de este país.
Pero en los últimos treinta años, el espionaje se convirtió en una obsesión para el Gobierno… Igual o peor que para la STASI comunista, detrás de la “cortina de hierro”.
No es necesario ser zahorí para darse cuenta de las razones que apuntalan lo antedicho. Quien acumula información acumula poder. ¡Y qué mejor información que lo privado, lo confidencial, lo oculto, lo prohibido, lo transgresor..!
A primera vista, y razonando ingenuamente, podría asegurarse que todo Estado, como comunidad jurídicamente organizada, necesita de servicios de información eficaces a los efectos de resguardarse de posibles agresiones, tanto externas como internas. Información que proteja a los habitantes de una Nación de posibles focos de insurgencia, de sublevaciones o ataques a las autoridades legítimamente constituídas, de atentados al Orden Constitucional, etc.
Es evidente que nadie, en su sano juicio, puede negar la imperiosa necesidad de la existencia de estos organismos, que, por otra parte, con dichos fundamentos y objetivos fueron creados…
Pero lo que debiera ser un medio para llegar a un fin, es decir, la convivencia pacífica de una Nación, se ha convertido en una actividad espúrea, ilegal.
“Pinchar” teléfonos es hoy en día tan fácil como pescar cornalitos con medio mundo en el muelle de pescadores de Mar del Plata…Cualquier celular puede ser intervenido con equipos portátiles del tamaño de un maletín.
Del mismo modo, “hackear” una computadora o una red informática, para muchos, es un juego de niños.
Espiar a la gente, escuchar sus conversaciones más privadas, conocer sus flaquezas, miserias y fracasos, es la actividad preferida de despreciables seres que, creyendo conocer la “paja en el ojo ajeno” suponen que acumulan poder, algo que a muchos compatriotas les quita el sueño o, directamente, los enloquece…
No se trata de profesionales que, realizando escuchas telefónicas o intervenciones informáticas dispuestas por autoridad judicial competente, intentan desentrañar los secretos del crimen organizado como el narcotráfico, la trata de personas, el contrabando o desarticular una patraña estafatoria, sino de miserables que, utilizando medios técnicos oficiales, se dedican a la extorsión de baja estofa.
Es evidente que organismos como la ex SIDE tienen un oscuro historial, el que debe analizarse en su correspondiente marco histórico, donde no solamente la “inteligencia”estatal estaba bastardeada, sino también el propio Orden Constitucional.-
De todas maneras, en aquella oscura época, la “inteligencia estatal” no era muy brillante que digamos, al punto tal que la República Argentina, en 1982, intentó una guerra contra la OTAN., creyendo que losEstados Unidos de Norteamérica iban a apoyarnos..!
Ya en democracia, los espías locales no pudieron prevenir los sangrientos atentados a la embajada deIsrael y a la AMIA.
El análisis de las comunicaciones telefónicas o informáticas, siempre en el marco de una investigación criminal y dispuesta por autoridad judicial competente, puede ser de gran ayuda a los fines de reconstruir los hechos históricos que dieron origen a un delito e identificar a sus autores. Es una herramienta vital en la investigación penal moderna y su desarrollo y tecnificación deviene obligatorios atento el “avance” de las formas de comisión ilícita.
Por otro lado, el espionaje ilegal constituye un serio riesgo para la seguridad de la Nación, máxime si sus autores, encubridores o cómplices son agentes oficiales, es decir con sueldos pagados por la comunidad.
Ahora se denuncia un presunto -y burdo- espionaje ilegal a periodistas, funcionarios del gobierno, jueces, artistas, sindicalistas, economistas, etc.
Se ha transformado la actividad estatal de inteligencia en espionaje de peluquería.¡Ojalá aparezcan Daniel Craig y Sean Connery y nos digan que todo es un montaje para una próxima película del agente secreto de la Inteligencia Británica!