Garro rindió mal
Cada año hacia finales de marzo, quiénes somos concejales esperamos con ansias la Rendición de Cuentas del gobierno municipal.
Cada año hacia finales de marzo, los periodistas transitan los despachos de oficialistas y opositores buscando primicias de gastos, objeciones de números y datos llamativos, por no decir escandalosos y entonces en la política se empieza a discutir, explicar e interpretar la tan famosa Rendición de Cuentas.
Y también cada año se intenta minimizar este debate sosteniendo que los números no le interesan a la gente, que son cifras abstractas, que nada tienen que ver con lo que le pasa a los platenses, quienes no quieren discusiones palaciegas o teóricas.
Tremendo error, porque precisamente la decisión de dónde gastar el dinero que es de todos es lo que define la cotidianidad de cada uno de nosotros y marca nuestros días.
Nuestras mañanas con caos vehicular, nuestro transitar por la ciudad esquivando baches, nuestro temor al llegar a casa de noche por miedo a que nos roben. La bronca de no llegar a fin de mes, cuando llegan las boletas de los servicios.
La desilusión de ir a comprar algo al centro y ver que no llegas con el dinero, de ver a dos vendedoras mirándote sabiendo que si no suben las ventas, en breve pierden el empleo.
Todo eso tiene que ver con la rendición de cuentas, porque tiene que ver con la política y sus decisiones que determinan gran parte de nuestras vidas. Por eso, la rendición de cuentas es la prueba irrefutable de cuáles son los intereses que ha privilegiado Julio Garro en cada acción de (des) gobierno.
EL COMPROMISO DE GARRO CON LA PRODUCCIÓN Y EL TRABAJO ES IGUAL A CERO
La crisis económica que vivimos, producto de las políticas que implementó Mauricio Macri, impactó de manera contundente en nuestro sector productivo y en el comercio platense.
Basta recorrer el cordón florifrutihorticola, las PYMES o los comercios para ver el derrumbe de la producción como consecuencia directa de la falta de consumo, aumento de tarifas y el costo de los insumos mayoritariamente dolarizados.
Los números son abrumadores en la región, las ventas minoristas se desplomaron, los negocios registran bajas anuales superiores al 80%, y eso se ve claramente reflejado en la recaudación de la Tasa de Inspección de Seguridad e Higiene (TISH) que pone en evidencia la caída del consumo.
En ese contexto el intendente Garro convocó el año pasado a una mesa de diálogo político y social. Allí concurrimos todos los actores políticos y sociales de la ciudad con propuestas concretas orientadas a acompañar a los productores, empresarios, comerciantes y a los trabajadores en este tiempo de crisis.
Pero lamentablemente todos esos debates no se tradujeron en políticas públicas y así terminó el año 2018 sin que julio Garro haya invertido ni un solo peso para proteger la producción y el trabajo. No es metafórico: la Secretaria de Producción ejecutó 0 pesos en el Programa de Coordinación de políticas de promoción del sector productivo.
SEGURIDAD: SE DICE MUCHO, SE HACE POCO
Cuando Julio Garro asumió había 291 cámaras de seguridad instaladas en la vía pública. Y desde 2016 a la fecha viene anunciando la instalación de 600 nuevas más en nuestra ciudad. Esto significaría una cobertura de 1.000 cámaras en todo el partido para cuidarnos y protegernos.
La realidad es dramáticamente contraria a este anuncio que el Intendente hizo en 2016, 2017, 2018 y también el 1 de marzo de 2019. Lejos de haber cumplido con esta promesa, de las 600 cámaras sólo puso 2.
Hace 3 años que el presupuesto del municipio para la seguridad de los platenses no se gasta. En el Programa Seguridad Ciudadana –encargado de la inversión en policía local, patrulleros, motos, cámaras, botones antipánico- en 2016 solo se ejecutó el 33% de lo presupuestado, en 2017 el 47% y en 2018 solo el 19,1%.
Entonces, si los platenses nos preguntamos por qué creció el delito, por qué sentimos miedo cuando entramos en casa, por qué las jóvenes tienen pavor de circular por las calles solas de noche, la respuesta está en la rendición de cuentas. El dinero que no se invierte en lo que debe gastarse, genera tremendas consecuencias sobre la vida de todos. Durante la gestión de Garro el delito creció un 83 por ciento.
AUMENTA LA POBREZA, BAJA LA INVERSIÓN EN POLÍTICAS SOCIALES
Que en la ciudad de La Plata el índice de pobreza llegue al 30,8% es inadmisible. Estos números resultan dramáticos. Solamente una persona con una falta de sensibilidad social y una profunda indiferencia hacia los otros, puede invertir menos recursos en asistencia social a personas en situación de vulnerabilidad, cuando crece la pobreza. Este es el caso de Julio Garro. En 2018 no se gastaron 63,4 millones de pesos en políticas sociales.
Los números no mienten: se entregaron menos tarjetas alimentarias y se asistieron a menos personas, no porque haya menos platenses que lo necesiten, sino por decisión del Intendente. Se podrían haber hecho muchísimas cosas con estos recursos.
EN QUÉ SE GASTÓ LA PLATA
Si los recursos no se invirtieron en promover la producción y el trabajo, en garantizar la seguridad y en asistir a las personas más desprotegidas, ¿en qué se gastó el dinero?
Más de la mitad del presupuesto municipal se destinó al mantenimiento, reparación y limpieza de los espacios públicos y a la recolección de residuos. Solamente a ESUR, que es la encargada de recolectar los residuos en la ciudad de La Plata, y adquirió el servicio en una licitación hecha a su medida, se le pagó más de 1.200.000.000 de pesos. La prestación es absolutamente deficitaria y está a la vista de todos.
Cuando recorremos la ciudad vemos que está desordenada, insegura y desigual. Esta percepción no es intuitiva, se corrobora en los números de la Rendición de Cuentas.
Necesitamos construir un horizonte distinto, donde la producción, la tecnología aplicada y el trabajo sean los ordenadores para desarrollar el potencial de nuestra bella ciudad.
Hay muchos y muchas platenses que estamos dispuestos a cumplir ese objetivo. Sólo falta generar una gran convocatoria para construir un nuevo sueño y ponerse a trabajar.