Por Mario Rafael Ruiz (*).- Nuestros mediocres dirigentes creen que el problema de la seguridad está en comprar más patrulleros, colocar cámaras de seguridad.
Degradación cultural, anomia política, desastre económico, corrupción generalizada. En una Provincia inmensamente rica, 50% de pobres e indigentes. Más de 2500 civiles muertos en el Conurbano bonaerense en los últimos años y más de 50 agentes de seguridad asesinados a mansalva, grandes áreas geográficas fuera de control, villas atestadas de drogas, áreasrurales libradas al amparo de Dios, contaminación por cohecho, compra de voluntades degrandes sectores del Estado y el clamor social pidiendo que alguien se haga cargo de lacaótica situación socio-económica, no son más que el reflejo de una realidad cotidiana, quenos duele como bonaerenses. Este es el éxito de nuestra “Clase Dirigente” desde 1983. Cuarenta años de destrucción de los cimientos culturales de la Nación. Los resultados están a la vista.
Y, ¿por qué hemos llegado a esta situación terminal, escandalosa? Sencillamente porque nos han gobernado hombres mediocres. Transculturizados e ideologizados mediocres.Nuestros dirigentes no entienden la naturaleza de las cosas. Carecen del mínimo sentido común. La ideología mató a la Política y los negocios bastardos al Bien Común. Pueden mirar, pero no ven. Pueden apreciar, pero no sienten.
El narcotráfico, la corrupción y la violencia consecuente, ha debilitado al Estado en todos sus planos, feudalizando a sus Instituciones. Los casos, en América Latina, son abrumadores. México (con más de 140.000 muertos) Bolivia, Perú, Colombia, Venezuela,Brasil, Paraguay, Ecuador. Miles de muertos, áreas geográficas sin soberanía estatal,violencia, corrupción generalizada, falta de inversión, desocupación, pobreza, hambre ydesnutrición. Solamente con un sano y sólido Estado, Argentina podría haber quedado al margen de ésta realidad. Pero nuestras instituciones están destruidas, malversadas ydecadentes, gracias a hombres mediocres que han optado por hacer ideología barata,extemporánea y superflua, por resentimiento o por ignorancia.
Del análisis de la situación actual de nuestra querida Provincia de Buenos Aires. He expresado que el eje de la maniobra del crimenorganizado se realiza a través de tres vertientes operativas: el acceso a las redes de poder,el capital y la violencia. El narcoterrorismo en América Latina ha utilizado estas vías demodo similar en todos los países. Siempre en forma planificada, a fin de controlar ydominar a los poderes políticos de turno.
Mientras tanto, nuestros mediocres dirigentes creen que el problema de la seguridad está en comprar más patrulleros, colocar cámaras de seguridad. Todo comentario parece obvio ante el propio drama sin sentido, ante tanta sangre vertida adiario en nuestras calles, de gente inocente. Nuestros gobernantes, carentes de la idoneidadexigida por la Constitución, (hemos tenido Ministros de Defensa médicos y Ministros deSeguridad antropólogos) no parecen entender la gravedad de la situación que nos aplasta.
La Paz de la Nación está en riesgo y sus únicas preocupaciones están circunscriptas almarco de una ideología extemporánea y de sus seguidores, que siempre divide, corrompe,debilita y nunca aglutina, nunca construye. La salvaje lucha facciosa dentro del partidogobernante, no hace más que agravar la ya de por sí penosa realidad de millones deargentinos que contemplan atónitos y asombrados las ridículas contradicciones que a diarionos regalan las máximas autoridades de nuestra decadente Argentina.
El Gran Buenos Aires y otras zonas del país, se han convertido, por obra y gracia de la“corrupción política y dirigencial”, en una gigantesca área geográfica donde sobrevivenpenosamente millones de personas, SIN ESTADO. Allí ninguna Institución cumple su rolbásico. ¿Esperaremos llegar al estadio terminal mexicano para tomar alguna medidacoherente y responsable? De no mediar la inmediata instrumentación de una Estrategia deSeguridad Nacional y de un Planeamiento Estratégico Integral, que abarque a todos losfactores del poder nacional: político, económico, psico-social, militar y tecnológico, lasituación será insostenible. Y el Estado Fallido una dramática realidad.
El drama de la guerra civil o “Guerra Social” será el paradigma del conflicto en siglo XXI,en nuestra región. Debemos evitarlo. Hemos vivido gran parte de nuestra historia en guerrainterna, nos hemos desangrado inútilmente y no hemos aprendido de nuestra historia.
Vivimos en una compleja triple posguerra de pugnas peleadas en los últimos 60 años y ninguna de ellas ha sido explicitada, asimilada o superada. No aprendimos a aprender. La ideología ha reemplazado entre nosotros a la Política y hoy pagamos con sangre en lascalles dicho despropósito, dicho desconcepto. Nuestra debilitada cultura busca en los otrosla causa de la propia ineptitud dirigencial. La evasión, por transferencia deresponsabilidades, es un mal endémico de nuestros extraviados gobernantes. Escuchar susdiscursos es una prueba elocuente de ello y nuestros ciudadanos parecen anestesiados por ladesinformación, en particular aquellos que habiendo recibido educación superior, carecende capacidad de análisis de la realidad que padecen diariamente.
Aprendamos de la dramática experiencia de nuestros hermanos iberoamericanos yentendamos el proceso civilizatorio en curso. Desde hace medio siglo viven ensangrentadospor el terrorismo ideológico y las drogas, tratando de encontrar una salida realista a laguerra civil.
El año pasado el Presidente colombiano solicitó a los mandatarios de AméricaLatina queefectivicen concretamente su rechazo al narcoterrorismo, en todas susmanifestaciones. Obtuvo muy pocas respuestas. Algunos de sus vecinos y otros máslejanos, están ocupados, no están, no contestan. Están tratando de recrear el sueño de una Internacional Socialista Latinoamericana, junto a los herederos de Fidel y a espaldas de susmandantes, Foro de SanPablo mediante.Y lo que está en juego son los valores de nuestraconstitución de 1853. Es decir, La Libertad como principio rector de toda la sociedad.
En las calles de nuestro país se percibe, tristeza, pesadumbre, desesperanza, fastidio,bronca. La violencia remplazó al trabajo genuino y la dádiva planera al esfuerzoconstructivo. El delito y la desintegración social son denominador común.
En los últimostiempos los máximos responsables de la Seguridad Pública en la provincia de Buenos Airesy especialmente en Rosario admitieron abiertamente su propia derrota: “Con nuestrosmedios no podemos controlar la situación”. El auxilio de una fuerza federal es lamanifestación más acabada de la pérdida de poder de esas “administraciones” provinciales,sólo por tomar dos ejemplos. Los casi 90.000 miembros de la policías de esas dosprovincias no fueron capaces, “per se”, de encauzar la situación. No tuvieron, ni tienenunaDoctrina de Seguridad actualizada para enfrentar al Crimen Organizado ni sus nefastasconsecuencias. Ayer y hoy carecen de “voluntad política” para alcanzarlos ni losconocimientos adecuados tomando la experiencia internacional.
No hay objetivos a corto,mediano y largo plazo, no hay liderazgo, equipos idóneos, cohesión espiritual de lasfuerzas, sistema judicial acorde a los tiempos que corren donde la tecnología acelera elritmo del tiempo, y por ende la toma de decisiones. No hay ni hubo respaldo político, nijudicial, ni mediático, al accionar integral de fuerza. Todo se hace por reacción yextemporáneamente. Todo es parcial, secundario y superficial. Todo está en manos demediocres. Y los resultados están a la vista. La profunda y añeja crisis cultural, se tornópolítica, y por ende económico y social. La mediocridad reemplazó al mérito.
(*) Licenciado y Analista en Seguridad con posgrado en Políticas Públicas. Profesor adjunto de las materias Planeamiento para la Seguridad y Teoría de la Decisión en la carrera de Licenciatura en Seguridad Universidad Católica La Plata.
Nota de análisis y opinión de 29 de mayp de 2023 para Cadena BA.