El adiós al padre de Mafalda, una referencia de la memoria social y política argentina


El dibujante y humorista mendocino Quino, creador de Mafalda, la niña de clase media, intelectualizada y rebelde, falleció el 30 de septiembre a los 88 años y enlutó al campo de la cultura nacional que le rindió homenajes en reconocimiento a su aporte a la memoria social y política de la Argentina con reediciones, conversatorios y el bautismo de un parque, una plaza y un polideportivo con su nombre en Guaymallén, su ciudad natal.

Joaquín Salvador Lavado Tejón había nacido en la región andina de Mendoza el 17 de julio de 1932, pero fue anotado oficialmente el 17 de agosto, y desde su nacimiento fue apodado Quino.

Este sobrenombre llegó con el objetivo de no confundirlo con su tío Joaquín Tejón, el pintor y diseñador gráfico que le permitió descubrir la que sería su vocación y que lo llevaría a los trece años a matricularse en la Escuela de Bellas Artes.

Adiós a Quino

En 1949 «cansado de dibujar ánforas y yesos», tomó otro rumbo y decidió convertirse en dibujante de historieta y humor. Con 18 años se instaló en Buenos Aires en busca de un editor dispuesto a publicar sus dibujos, pero pasarían tres años antes de ver este sueño hecho realidad.

En 1960 se casó con Alicia Colombo y en 1963 apareció su primer libro de humor, «Mundo Quino», una recopilación de dibujos de humor gráfico mudo con prólogo de Miguel Brascó, quien lo presentó a Agens Publicidad, que buscaba a un dibujante para que creara una historieta «mezcla de Blondie y Peanuts» para publicitar el lanzamiento de una línea de productos electrodomésticos llamados Mansfield, razón por la que el nombre de algunos de los personajes debían comenzar con la letra M, de ahí Mafalda.

Aunque Agens decidió no hacer su campaña, Quino comenzó a producir tiras que, meses después, se convirtieron en la base del personaje que lo haría famoso y se asociaría para siempre a su nombre.

"Hace las preguntas que me sigo haciendo ahora de adulto", dijo sobre Mafalda.

«Hace las preguntas que me sigo haciendo ahora de adulto», dijo sobre Mafalda.

«Es una persona que se interroga sobre el mundo y los males que no se corrigen. Hace las preguntas que me sigo haciendo ahora de adulto, yo quería decir a través de ella lo que veía mal y había que corregir», señaló sobre la posibilidad que le dio Mafalda de expresarse a partir del dibujo.

El emblemático personaje se publicó por primera vez en la revista Primera Plana el 29 de septiembre de 1964 y se transformó en una referencia de la memoria social y política de la Argentina logrando interpelar a niños y adultos de distintas generaciones con irreverencia y elocuencia en la lucha contra la injusticia, la hipocresía y la discriminación.

Cuestionadora, rebelde y anticapitalista, Mafalda marcó un recorrido que incluyó las páginas del diario El Mundo y del seminario Siete Días pero su polisemia no estaba sola, estaba acompañada por sus amigos ManolitoFelipeSusanitaMiguelito y Libertad.

Su creación, una nena inteligente y reflexiva.

Su creación, una nena inteligente y reflexiva.

Su familia estaba compuesta por su madre (Raquel), una ama de casa con un pasado como pianista, un padre que trabajaba en una oficina e intentaba responder a los planteos de su hija mayor y Guille, el hermano más chico al que le gustaba la sopa y amaba a Brigitte Bardot.

Así como veneraba a Los Beatles, defendía la democracia, los derechos de los niños y la paz, Mafalda denostaba la sopa, las armas y la guerra y era la contracara de Susanita, esa niña que soñaba con casarse, tener hijos y no estaba dispuesta a incomodarse ni a cuestionar las reglas del mundo en el que vivía.

La tira fue traducida a 30 idiomas y lleva vendidos en la Argentina más de 20 millones de ejemplares, pero el 25 de junio 1973, Quino puso punto final a esa creación y dejó de dibujar a Mafalda.

«Con todo el background y la historia universal del subgénero ‘grupo de pibes’ a sus espaldas -menos mochila que camino hecho: la melena de Nancy (nuestra Periquita), la brillantez de María Luz, la barrita de los Peanuts, la ternura de Little Lulu-, Quino supo contar, como siempre, otra cosa», escribió Juan Sasturain en un texto para Télam el día de la muerte del dibujante.

El escritor, actual director de la Biblioteca Nacional, aseveró ese día que «incluso con todos los logros de su obra maestra absoluta, Mafalda puede ser leída también como un paréntesis entre preocupaciones mayores, una incursión en la historia, la crítica de costumbres y el comentario lateral de la actualidad que nunca resultó del todo cómodo para el mendocino universal».

Quino junto a Mafalda, ne una esquina del barrio de San Telmo.

Quino junto a Mafalda, ne una esquina del barrio de San Telmo.

A días de su muerte, la ciudad de Guaymallén, donde nació, vivió su infancia, fue a la escuela primaria y se hizo adicto a las «tortitas» mendocinas, anunció que pondría su nombre a una futura plaza y a un polideportivo, pero además retomó las gestiones para concretar el Parque Quino, un proyecto de la Universidad Central de Venezuela que será construido en un predio del Ferrocarril General Belgrano, cerca a la capital de la provincia.

Además, Kuki Miler, responsable de Ediciones de la Flor, el mítico sello que desde hace 50 años publica en la Argentina sus textos, contó que «al día siguiente de la muerte de Quino se nos agotaron muchos de sus títulos, entre ellos el ‘Toda Mafalda’ que fue el más solicitado».

«No es que no tuviéramos stocks de todos los libros de Quino, sino que los mismos estaban adecuados a ese momento afectado por la pandemia: meses cerrados y luego pocas ventas. La demanda inmediata, tras la triste pérdida, nos desbordó«, contó la editora y amiga del artista.

A partir de la muerte del creador de títulos como «Mundo Quino», «Ni arte ni parte», «Quinoterapia», «Gente en su sitio», «Humano se nace», «Yo no fui», «¡Qué mala es la gente!», «La aventura de comer», «¿Quién anda ahí?» y «Simplemente Quino», algunos de estos libros se agotaron, como el caso de «Toda Mafalda», el monumental volumen de más de 600 páginas que reúne las tiras lanzadas entre 1964 y 1973.

Miler dijo a Télam que «hoy, después de numerosas reimpresiones (del ‘Toda Mafalda’ ya hicimos dos), todas las librerías del país y buena parte de los quioscos, tienen existencias de todos los títulos, al igual que nuestros clientes del exterior. Y, aunque ya más calmada, continúa la demanda sigue sin comparación con el resto de los libros del catálogo».

El autorretrato del autor.

El autorretrato del autor.

El sello lleva medio siglo a cargo de los derechos de la obra de Quino, una condición que seguirá vigente pese a las propuestas que suelen acechar cuando un escritor muere o gana un premio reconocido pero, según señaló la editora, no hay dudas sobre esta continuidad porque quien tiene los derechos del dibujante es su sobrina Julieta Colombo.

Los homenajes a Quino continúan pero marcan una continuidad con los realizados antes de la noticia de su muerte, ya que su provincia lo homenajeó en 1988, cuando fue declarado «Ciudadano Ilustre como Maestro del Humor, la Sensibilidad y la Justicia de Proyección Nacional e Internacional» a través de la Municipalidad de Mendoza, que además le hizo entrega de la llave de la ciudad. Y ya entrado en el nuevo milenio, en 2005, el Concejo Deliberante lo nombró «Huésped de Honor».

En los últimos días, el humorista gráfico e historietista fue distinguido con el Premio Especial Trayectoria Post Mortem de parte del Fondo Nacional de las Artes y allí estuvo su histórica editora y amiga en representación del creador de Mafalda y describió ese momento como «muy emotivo y triste» porque indicó a esta agencia que «fue la primera vez que recibía algo en su nombre sin que él estuviera presente, pero nada más justo y merecido. Era genial».

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