El «Pampa» desarrolló un ecosistema de empresas de tecnología que extienden su vida

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Desde su primer vuelo, en 1984, algunos de los fabricantes de componentes originales desaparecieron y eso fortalició a una red de pymes tecnológicas nacionales como proveedoras.

El proceso de sustitución de componentes y sistemas obsoletos e importados del avión de entrenamiento avanzado IA-63 «Pampa» fortaleció el crecimiento de una red de pymes tecnológicas, cuyo desarrollo consolida el futuro un avión cuyo primer vuelo fue en 1984.

El «Pampa» fue diseñado en cooperación con una empresa alemana hace 4 décadas y hoy todavía es producido para la Fuerza Aérea Argentina (FAA) en la Fábrica Argentina de Aviones (FAdeA).

En estos casi 40 años algunos de los fabricantes de los componentes originales desaparecieron, varios de los sistemas y tecnologías con las que fue concebido quedaron obsoletas y eso hizo necesario el desarrollo de una red de pymes tecnológicas nacionales que pudiesen producir esos componentes o versiones actualizadas de los mismos.

La presidenta de FAdeA, Mirta Iriondo, afirmó en diálogo con Télam que «La producción de esta fábrica va a descansar por mucho tiempo en el IA 63 Pampa III, que hay que tener en cuenta que es un producto con un 60 por ciento de participación extranjera y 30 por ciento de integración nacional».

La funcionaria ejemplificó: «hoy el IA 63 Pampa III es el corazón de la producción de FAdeA, cada unidad tiene un costo de 13 millones de dólares, y construir tres unidades anuales le reporta a la empresa una facturación de casi 40 millones de dólares».

«Lo que estamos haciendo es sustituir subsistemas del Pampa que se van volviendo obsoletos porque es un diseño que tiene más de 30 años y uno como fabricante tiene que evolucionar, y porque los costos se vuelven muy altos y se pueden achicar con proveedores locales», indicó.

Iriondo contó que «las pantallas display que le muestran la información al piloto del IA 63 Pampa III y su software cuestan más o menos 650.000 dólares y las provee una empresa israelí; nuestra idea no es desarrollar el hardware que de todas maneras la empresa isarelí le compra a un proveedor chino, sino avanzar con el INVAP o VENG en integrar una solución de software propia».

«Es posible pensar en estas alternativas porque Argentina ha acumulado muchos conocimientos en estos campos, y es necesario pensar en un desarrollo de estas características en los próximos dos años porque esas pantallas tienen una vida útil de cinco años y porque cada actualización de software hay que pagarla con muchos dólares a un proveedor extranjero», añadió.

La funcionaria consideró que «aún en el peor de los escenarios, que el programa IA 63 Pampa III no consiga más clientes y no produzca más de 40 unidades, los al menos 20 años de vida útil que tiene por delante implica que al menos van a hacer falta 120 sistemas de estas pantallas, y el costo que tendría importarlas bien justifica su desarrollo local que además agregaría capacidades a la industria nacional».

«El objetivo final es avanzar en construir una computadora de misión de fabricación nacional en cooperación con el INVAP, y con la Cámara Argentina Aeronáutica y Espacial Producción para la Defensa (CArAE) estamos avanzando en un proyecto más mecánico para sustituir del block de llanta y freno del Pampa III que es un componente que se le está agotando a la Fuerza Aérea y que cada vez que hay que comprarlo sale carísimo», subrayó.

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